sábado, 2 de octubre de 2010

El AOR no ha muerto, Bon Jovi desató la euforia en el Nacional

Bon Jovi jamás han figurado en mi lista de favoritos, sin embargo apenas supe que tocarían en Chile, no dudé un segundo en estar ahí. Músicos que descubrieron el secreto de la eterna juventud y de la atemporalidad musical, fusionando en un primer momento (durante los años '80) los accesibles sonidos del hard melódico precursado por los británicos Def Leppard, con todo el rock de carretera y sentir americano de Bruce Springsteen. Con el tiempo llegaron a convertirse en los naturales sucesores de Journey y actualmente son la banda de pop/rock con mayor vigor y vigencia en el medio.
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Que la fórmula siga dándole divisas tres décadas más tarde es algo bastante respetable y lo que es más: que sean capaces al día de hoy de llenar estadios en todo el mundo y hasta de agotar entradas al poco tiempo de su anuncio, es un verdadero record que no muchas bandas clásicas tienen el lujo de batir. Chile no fue ayer la excepción, con cerca de 60.000 personas aglopadas en el Estadio Nacional de Nuñoa, gritando, saltando y coreando cada uno de los temas, en el inglés que más les acomodara.
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A mi parecer, sin embargo, lo único que amenazó con arruinar un poco la presentación de ayer, (o sus expectativas) fue el teloneo de Lucybell, quienes como todos sabemos desarrollan "otra onda". Se hacía de pronto incomprensible el cómo llegaron ahí, aunque lejos lo peor (y esta es también una opinión más que nada personal) fue mamarse cuarenta minutos de su patética puesta en escena y sonido. Rectifico: yo soy de los que odia a Lucybell, como al parecer también los terminaron odiando anoche gran parte de los 56.000 asistentes, muchos de los cuales los taparon a pifias.

El paso de Lucybell a Bon Jovi fue como superar el purgatorio y haber tocado porfin las puertas del cielo. Desde el principio los gringos, no se fueron con rodeos y "tiraron toda la carne a la parrilla": "Blood On Blood", "We Weren't Born To Follow" (hímno político/libertario de su último disco: The Circle), "You Give Love a Bad Name" (Clásico de clásicos), "Last Highway", "Born To My Baby" y "Have a Nice Day", fueron el contacto rockero a través del cual la banda prendió los motores de una jornada maravillosa. Adyacente a ello, más temas de The Circle como "Work for the Working Man" y "When We Where Beautiful", cada cual con un apoyo visual más impresionante que el anterior.

En el tercio final, sonaron los clásicos que todo mundo esperaba, partiendo por "It's My Life", single de enganche del tremendo álbum Crush del 2000 y que gozó de altísima difusión en su momento. Luego vinieron "Bad Medicine", en una versión alternada por los covers: "Pretty Woman" (original de Roy Orbison) y la movida "Shout", "Someday I'll Be Saturday Night", "Always" y "Runaway" entre otros. A lo que siguió un primer cierre con "Keep The Faith", luego un segundo tras interpretar "In These Arms", "Wanted Dead Or Alive" y el hímno "Livin' On A Prayer", para luego volver inesperadamente y cerrar de manera definitiva con "Bed Of Roses".

En resumen: un conciertazo, que en sus más de dos horas de duración dejó a todos visiblemente emocionados, a las mujeres derretidas tanto por las virtudes musicales y la puesta en escena de dos tremendos "latin lovers" como son Jon Bon Jovi y Richie Sambora y hasta yo mismo llegué a sorprenderme en un momento con los ojos cerrados y mil recuerdos en la mente, coreando temas como "Always" y "Bed Of Roses" en imperfectibles interpretaciones.

Para quienes sostienen que el romanticismo hace tiempo abandonó al rock, es de suponer que no tienen la menor idea que tan vivos siguen actualmente la música y el legado de Bon Jovi.


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