domingo, 21 de junio de 2015

Extreme debutó en Chile con una generosa batería de clásicos


Pese a que descubrí la música de Extreme muchos años antes por medio de recocidos en VHS como el concierto homenaje a Freddie Mercury y la Expo Barcelona (1992), fanático de la banda sólo puedo considerarme desde el año 2002, cuando escuché por primera vez el fabuloso álbum Waiting For The Punchline (1995), cuyo fracaso comercial -en plena era del rock alternativo- fue responsable de la disolución de la banda en 1996. Posteriormente Gary Cherone sería reclutado por Van Halen en reemplazo de Sammy Hagar, pero la unión no trascendió más allá de la onceava placa del conjunto: Van Halen III, que a su vez fue también el último lanzamiento discográfico de los intérpretes de "Jump", hasta hace sólo un par de años. 

Las señales eran inequívocas: el reinado ochentero del glam metal había sido derrocado, más había algo en el WFTP que enraizaba bien con el grunge, sin que por ello la música del conjunto perdiera identidad ni esos matices funky que llevaban a un nuevo nivel las influencias de Led Zeppelin, convirtiéndolo en un álbum preciado por muchos, fuera de la matriz comercial. Para el grueso de los glamers sin embargo, la vedette no es otra que Pornograffitti (1990), álbum que a 25 años de su lanzamiento fue la razón de ser de la gira que trajo a los de Boston a presentarse ayer sábado 20 de junio por vez primera en Santiago, sobre el stage del teatro Cariola.

Nuestro arribo al sector cancha. 20:50 de la noche
Apenas tuve noticias de la visita de Extreme a nuestro país, gestioné con meses de anticipación la compra de mi entrada y si bien no fueron pocos ni menos importantes los compromisos que debí sortear para darme cita en primera fila con Gary Cherone (vocalista y frontman), Nuno Buttencourt (guitarras y piano), Pat Badger (bajo) y Kevin Figueiredo (batería); la velada supo compensar con creces.

Cherone y cia son sobrevivientes de una de las mejores camadas del rock, de la cual sus contemporáneos o terminaron muertos, rendidos al mainstream (caso de Bon Jovi) o como un "remake" patético de ellos mismos (caso de Axl Rose o Mötley Crüe).- Rasguñando ya la cincuentena, resulta increíble comprobar cuán atléticos, intensos y juveniles se mantienen los miembros del cuarteto, entre los cuales, sin duda, fue el virtuoso Nuno Buttencourt quien se llevó la mayor aclamación por parte de los metaleros y los suspiros de una disminuída audiencia femenina.

Nuno y Pat en duelo de riffs

Lamentablemente, pese al increíble nivel de los artistas que tuvimos al frente, la fabulosa jornada en el Cariola, fue opacada por un terrible e imperdonable desacierto en el sonido, donde a ratos voces e instrumentos terminaron acoplados, saturando los parlantes y produciendo intensos e inharmónicos ruidos que a más de alguno nos dejó con una aguda tinnitus, impropia hasta para los conciertos de Sepultura a los que he asistido.

A eso de las 22:15 hrs los músicos entraron en escena para dar ignición al concierto con "Decadence Dance", primera canción y single promocional del álbum Pornograffitti, luego se sumaron "Lil' Jack Horny" y "When I'm President", del mismo álbum, siguiendo en orden el tracklist original y dando cabida a los empujones de rigor, que como en todo buen concierto de rock, devuelves con gusto, agregando como matíz sus buenos codazos.

More Than Words

"Get The Funk Out" sumó aún más adrenalina a la batalla campal vivida sobre la cancha: y es que los presentes se volvieron literalmente locos, asuzados por las posturas de Gary Cherone (el Freddie Mercury de los '90), los imposíbles solos de Nuno y el demoníaco bajo de Badger, seguido a tope por los benditos brazos de Figueiredo, que con cada machacazo que daba a los tarros, te devolvía la juventud o la fe en el rock 'n' roll.

La quinta canción interpretada fue desde luego "More Than Words", aquella queenera balada que los hizo famosos en el mundo entero. Pasamos sin más de los saltos y el baile a la completa sensibilería y pese a que nos fueron requisados los encendedores a la entrada del concierto, más de alguno sacó a relucir uno desde algún bolsillo secreto. Reducida la saturación en los altavoces, la voz de Gary al fin flotaba armónica en el aire, mientras los acordes de Nuno -ejecutando su guitarra española- te acariciaban el alma.

En plan jazz interpretando "When I First Kissed You"

Finiquitado el primer entremés romántico, vinieron luego "Money (In God We Trust)", "It('s a Monster)" y "Pornograffitti" para agregar más riffs metálicos, titánicos solos y groove funky a la alocada velada capitalina. Afuera, en la calle, las bajas temperaturas de una invernal noche, paralizaba los músculos, mientras al interior del teatro, se agitaba el hervidero. 

Al ritmo del vocal jazz, "When I First Kissed You" templó un poco la algarabía, Nuno reemplazó la guitarra por el órgano, Pat hizo lo propio con un contrabajo eléctrico y Gary se vistió de Sinatra para interpretar la que es sin duda la canción más experimental del álbum Pornograffitti.


Cerraron la primera parte del concierto los temazos "Suzi (Wants Her All Day That?)", "He-Man Woman Hater", la power ballad "Song For Love" y la acústica "Hole Hearted" acoplada con el "Crazy Little Thing Called Love" de Queen (una referencia más a los británicos, su principal y más evidente influencia), concluía de este modo el ciclo Pornograffitti.

Al regreso de bambalinas, sonaron los incendiarios clásicos "Play With Me" (del álbum debút Extreme, 1989), "Rest In Peace" (III Sides to Every Story, 1992) y "Kid Ego" (1989), seguido del más reciente "Take Us Alive" (Saudades de Rock, 2008) cuyos juguetones riffs fueron aprovechados por el enérgico Cherone para montar uno de los parlantes en plan Lucky Luke. La acústico-instrumental "Midnight Express" (Waiting For The Punchline, 1995) y "Cupid's Dead" (1992) fueron dos de los temazos más esperados de la noche, que cerraron la segunda parte y final del concierto.

Gary saludando a la gallada

Un generoso reparto de uñetas y baquetas hacia las primeras dos filas de la cancha (nuestra ubicación) despidió los últimos cinco temas de la noche, acelerando la dinámica de los empujones. Tristemente no pude rescatar ninguno de aquellos souvenires, pero me conforma el hecho de haber estrechado las manos de Pat, Gary y Nuno, quienes amablemente despidieron al público pasadas las 0:30 hrs.

Tampoco olvidaré la terrible cara de Nuno quien por poco me golpea cuando pretendiendo registrar el momento en cámara estiré más de la cuenta su mano. Let my fucking fingers, fueron las palabras dedicadas por aquel dios de la guitarra a este anónimo y sudaca fan.

Midnight Express

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