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miércoles, 7 de octubre de 2020

El rock perdió a una de sus máximas leyendas


En un año en extremo complejo y extraño, la muerte de icónicos músicos como Neil Pert (Rush), Lee Kerslake (UFO), Frankie Banali (Quiet Riot) y el impar Eddie Van Halen se recibe con particular congoja. Desde hace unos 10 años el mundo del rock duro y del heavy metal ha comenzado a despedir a sus veteranos ídolos en una progresión natural que inició con las pérdidas de Ronnie James Dio y Gary Moore y continuará irrevocablemente hasta dentro de pocos años, liquidando a una generación dorada de músicos que hizo historia entre las décadas de los '70 y '80, cambiando para siempre la forma de entender e interactuar con la música, gestando además nuevos patrones culturales y contraculturales que hoy pudieran parecer un tanto rudimentarios. 

No es posible repasar el monumental legado de Eddie Van Halen en unas pocas líneas, sobra decir que el virtuoso músico y compositor norteamericano fue el arquetipo del guitarrista metalero que señaló el camino a una variopinta generación venidera que replicaron sus riffs desde los  empalagosos esquemas del hair metal al abrasivo virtuosismo del thrash, pasando por el más complejo rock instrumental y el despliegue shred de sus naturales discipulos Joe Satriani, Steve Vai e Yngwie Malmsteen. Ni siquiera el rock alternativo que pretendió sepultar el culto a los héroes de la guitarra, pudo sortear las influencias de Eddie Van Halen, y muestra de ello es que su inspiración es palpable en músicos de la vena más metálica como Jerry Cantrell (Alice In Chains), Billy Corgan (Smashing Pumpkins), Jim Martin (Faith No  More), Dave Navarro (Janes Addiction, RHCP) o Tom Morello (Rage Against The Machine, Audioslave).

Nacidos en Amsterdam, pero radicados desde temprana edad en California, hijos de padre holandés y de madre javanesa, Eddie Van Halen y su hermano Alex encarnan las virtudes del interculturalismo, fenómeno indisociable del rock 'n roll. Inspirado en guitarristas de una generación anterior como Eric Clapton, Allan Holdsworth, Tommy Bolin, Leslie West, Mark Farner y sobre todo: Jimi Hendrix, Jimmy Page y Tony Iommi, Eddie Van Halen aunó los sonidos más eléctricos del rock setentero y los combinó con la velocidad y dinamismo de su también imprescindible influencia: Dick Dale, llevando los sonidos del hard rock al siguiente nivel. De la mano del grandísmo frontman David Lee Roth y ulteriormente Sammy Hagar, Van Halen incorporó además la estética festiva del glam y la dinámica del rock de estadio al punto de convertirse en una de las bandas más aclamadas del rock, en la línea de grupos como Queen, KISS y AC/DC.

Una decena de álbumes de estudio entre 1978 y 1998, con un memorable reencuentro junto a David Lee Roth en 2012, además de connotadas contribuciones con Michael Jackson ("Beat It"), Brian May ("Star Fleet Project") y Roger Waters ("Lost Boys Calling") y la cualidad innovadora de ser una de las primeras bandas en acortar distancias entre el hard rock/metal y el synthpop (resultado del cual devino el himno de himnos: "Jump" del imprescindible álbum 1984) concretan el impecable legado del músico que ayer 6 de octubre partió en su última gira, directo hacia el Olimpo aquejado por un cáncer con el que venía conviviendo hacia décadas. Su música estará por siempre con nosotros.


















sábado, 16 de septiembre de 2017

Freddie Mercury y el Live AID reencarnan en los zapatos de Rami Malek para el biotopic de Queen (primeras fotos)


"Bohemian Rhapsody", la dilatadísima película autobiográfica de Queen, encarrilada por Brian May y Roger Taylor, comienza al fin a producirse y tiene fecha preliminar de lanzamiento: diciembre de 2018.

Hace sólo unas cuantas semanas el medio británico Telegraph informó quienes serán los principales actores del reparto: los británicos Gwilym Lee (como Brian May), Ben Hardy (Roger Taylor), Lucy Boynton (Mary Austin) y los norteamericanos Joseph Mazzello (John Deacon) y Rami Malek (Freddie Mercury), este último con orígenes étnicos en el Medio Oriente -al igual que Mercury- ganador de distinciones como el Golden Globe y el Screen Actors Award, por su participación estelar en la serie Mr. Robot de la cadena HBO.


Al juzgar por las primeras imágenes filtradas de la película, salvo algunos rasgos fundamentales (estatura, forma de la cabeza, complexión física, orejas) la caracterización y el parecido de Malek con Mercury no es nada extraordinario, sin embargo se comenta que la producción y los músicos supervivientes de Queen están muy conformes con la elección que dejó en el camino a Sacha Baron Cohen (muy parecido físicamente a Freddie Mercury) y a Ben Wishaw.

La película dirigida por Bryan Singer será ambientada en el Queen de los años '80, que cosechó vítores memorables para su historia como fue la incendiaria presentación en el Live AID de 1985 e instancias dramáticas como el anuncio de la enfermedad de Mercury en 1987 y el deterioro físico asociado al que contrastó con su férrea voluntad de continuar componiendo música, experimentando incluso nuevos ámbitos como la ópera junto a la tenor Montserrat Caballé.

"Bohemian Rhapsody", la película, se suma de esta manera a las otras muchas secuelas del legado musical de Queen que incluye, entre otros, el concierto tributo de 1992, el musical We Will Rock You, las giras junto a Paul Rodgers (2004-2009) y Adam Lambert (2011 a la actualidad) y una vasta serie de box set. Hoy como siempre, Dios salve a la Reina!

sábado, 4 de marzo de 2017

Brian May y Kerry Ellis lanzarán la secuela de Anthems


La feliz unión entre la bella cantante lírica y el más grande guitarrista del rock británico se forjó en la obertura del presente milenio para el musical "We Will Rock You", desde entonces no han cesado de trabajar juntos, concretando a la fecha varias presentaciones por el mundo y dos espléndidos LPs: Anthems del 2010 (primer álbum de estudio) y Acoustic by Candlelight del 2014.

En los próximos días la dupla Ellis-May nos deleitará con Golden Days, una nueva placa de estudio que en la ocasión incluirá menos versiones de clásicos teatrales, ninguna versión de Queen, pero sí composiciones propias escritas conjuntamente por el guitarrista y la cantante, como así mismo un tributo a Gary Moore y Phil Lynott (quienes compartieron gira con Queen en el '77) en el cover de "Parisienne Walkaways".


Como amante de Queen, de la buena música y del metal puedo apostar que Golden Days será uno de los mejores discos de este año, conjunción de elementos sinfónicos, rockeros y acústicos en una dósis potente, bien estudiada y elegante aunque menos ecléctica quizás que las elaboradísimas creaciones del Queen clásico.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Ronnie Romero y Caterina Nix homenajearon a Freddie Mercury


El pasado 12 de noviembre, Ronie Romero: el excelso vocalista chileno radicado en España -frontman de Lords Of Black y de los míticos Rainbow- ofreció una sesión acústica en Audiomúsica, citando a la también excelsa y guapa Caterina Nix, quien hoy por hoy acompaña el resurgimiento de Timo Tolkki (Stratovarius) en un glorioso álbum titulado Chaos Magic.

En la ocasión interpretaron "No One But You (Only The Goods Die Young)", masterpiece de 1997, compuesto por Brian May en honor a su compañero, el desaparecido dios del rock/metal Freddie Mercury.


Romero, quien fue sindicado por el propio Ritchie Blackmore como la combinación de Freddie Mercury y Ronnie James Dio, tiene bien merecido su puesto en el metal actual, liderando a uno de los conjuntos clásicos del género por el que pasaron en sus distintas etapas otras grandes luminarias como Joe Lynn Turner, Jimmy Bain, Cozy Powell, Don Airey o Graham Bonnet. 

Motivo de orgullo para nuestros corazones metaleros que este pequeño país de Sudamérica, continúe exportando al mundo tan grandes exponentes, capaces de codearse con las leyendas y hasta de definir nuevas directrices, como hizo en su momento el gran Tom Araya.

lunes, 20 de junio de 2016

Thin Lizzy: Así fue la celebración de los 40 años de Jailbreak en el Monsters Of Rock de Alemania


Monsters Of Rock: el más clásico de los festivales metaleros, tuvo una edición de oro de este año en Europa, pues a su ya habitual potente cartelera se agregó el resurgimiento de dos míticos conjuntos de los años '70: Rainbow y Thin Lizzy.

A treinta años de la muerte de Phil Lynott y 40 desde el lanzamiento del álbum Jailbreak (que les abrió las puertas en EE.UU.), una nueva versión de la banda -que incluye al batero Scott Travis (Judas Priest) y al bajista Tom Hamilton (Aerosmith)- revive gloriosas composiciones que hablan de fugas de la cárcel, desamor, peleas de bar, amistades peligrosas, lucha diaria, juventud y libertad, todos los tópicos que hacen de esta una de nuestras bandas favoritas.

lunes, 11 de enero de 2016

El adiós de otra leyenda


Quiso el destino que dos días después de la  celebración de su cumpleaños número 69, dejase de existir ayer el gran e inigualable David Bowie, camaleón del rock y padre del glam, quien por sí solo escribió una página importantísima en la historia de la música.

Extravagante, grandilocuente, místico y andrógino, Bowie inició su carrera en la era de la psicodelia, influenciado por músicos como Elvis Presley y su compatriota Syd Barret (Pink Floyd) desarrollando un estilo complejo que hacia avanzado los '70 podía considerarse como "art rock" o más bien una combinación de elementos progresivos, folk, pop e incluso hard rock, amalgamados bajo la ficción de Ziggy Stardust.

De cara a los '80 la música dance y el punk eran los reyes de la escena, Bowie un artista de por sí experimental combinó ambos y sentó las bases hacia nuevas fórmulas musicales clasificadas bajo cuñas como la de "post-punk", "new wave" y "rock alternativo". Tocó la gloria en el concierto Live AID (1985) y grabó clásicos junto a otros legendarios como Mick Jagger y Queen. A fines de la década se une al conjunto Tin Machine, auspiciando lo que sería el sonido del rock noventoso: denso y ecléctico, en tanto su discografía solista marcharía hacia conceptos más electrónicos, destacando álbumes como Black Tie White Noise (1993), Outside (1995) y Earthling (1997).

El pasado 8 de enero, David Bowie: infatigable músico y actor, seguido y admirado por artistas tan diversos como Bernard Summer (New Order), Patti Smith, Ian Curtis (Joy División), Marilyn Manson, Debbie Harry (Blondie), Robert Smith (The Cure), Trent Reznor (Nine Inch Nails) y el dinfunto Scott Weiland (Stone Temple Pilots), realizó el lanzamiento de su 25ava placa Black Star, última pieza de una magistral historia que no podemos dejar de venerar aquí en La Religión del Rock Pesado.


martes, 29 de diciembre de 2015

GRACIAS LEMMY


Puede que la vida sea corta, extraña y más bien absurda, que en este breve paso por la existencia no lleguemos siquiera a ser conscientes de las muchas esclavitudes a las que vivimos sometidos a diario, en favor de la maquinaria suicida y sus mentiras funcionales. Por fortuna hay seres que son inmortales y que tienen o tuvieron la fórmula para romper con el aburrimiento y la monotonía de nuestra farsante y decadente "cultura occidental" uno de ellos sin duda fue el genial Lemmy Kilmister, ícono del heavy metal, quien tristemente se encaminó hacia su última gira ayer 28 de enero, víctima del cáncer.

Llevo tatuado en mi cuerpo la sentencia "born to lose, live to win" acuñada por Lemmy en los '80, la cual a diario me recuerda que -desde el momento en que la muerte es una realidad en latencia- no tengo nada que perder y que la vida puede ser todo lo que queramos, siempre y cuando vivamos en función de nuestros deseos e integridad. Lemmy fue el ejemplo vivo de aquello y su vida (aunque nada ejemplar para los putos moralistas) fue una productiva, trabajólica e incansable celebración, el verdadero sentido del rock 'n' roll.

Lemmy, el alma de Motörhead condensó la honestidad del rock clásico, la energía del punk y la intensidad del metal. Nunca hubo ni habrá otro Lemmy Kilmister y por desgracia en el horizonte musical contemporáneo tampoco se vislumbran dignos herederos.

Ojos húmedos, recuerdos reactivos, mientras escribo estas líneas corre el álbum 1916 en mi equipo Samsung MM-N7 de toda la vida. Te extrañaremos Lemmy, eres parte de mi propia historia. El rock 'n' roll no morirá jamás.



jueves, 1 de octubre de 2015

Y el show sí debía continuar... El increíble concierto de Queen y Adam Lambert en Chile


Queen es mucho más que mi banda favorita, es la banda sonora de mi vida; música que me acompaña todo el tiempo, desde mi vieja colección en discos compactos, al popurrí de pistas en mp3 que escucho a diario y a todo volume en la radio de mi auto, a través de la nube digital, en el celular, etcétera. Simplemente no imagino mi vida sin las muchas alegrías y las grandes cuotas de energía que me aportan sus clásicos, de una diversidad musical maravillosa que inició en los lejanos años '70 fusionando el art rock con el heavy metal, para luego evolucionar hacia estílos más mainstream, conservando siempre sus potentes melodías, la escencia de rock duro y una elegancia propia de los grandes conjuntos británicos. 

Tras la muerte de Mercury, no cualquiera puede calzar sus zapatos, y bien lo sabe de sobra Paul Rodgers, que acompañó el retorno de la banda entre 2005 y 2009, sin lograr la aceptación de los fans eternos, quienes como yo tampoco vieron con buenos ojos la incorporación de Lambert en 2012; un "wekereke" cualquiera, salido de un programa de talentos (Operación Triunfo) y que además es un artista pop. Pues bien, afortunadamente Brian y Roger supieron mirar mucho más alto que sus fans y esta vez no se equivocaron: Adam Lambert nos cerró la boca a muchos y el concierto de ayer -cierre de gira- vino a confirmar su desbordante potencial y carisma, muy cercano al de Freddie Mercury. Pese a que su voz no es gran cosa, su empoderamiento sobre el escenario, su capacidad de amoldarse a los diversos matices de la parrilla queenera y su actitud de divo andrógino, lo hacen un digno merecedor de su posición actual, al frente de la banda más trascendente en la historia del rock.


A nuestra llegada al Estadio Nacional, guardamos fila durante tres horas en las medianías del famoso "pilucho" entre miles de queeneros que como nosotros lucían orgullosos sus poleras con rostros de Freddie, logotipos zodiacales de la banda, referencias a presentaciones como la de Wembley '86 o las muchas portadas de los álbumes; gente de todos los estratos sociales, amantes de todos los estílos,  familias completas, adultos mayores, padres cuarentones y sus hijos veinteañeros, menores de edad, rockeros jóvenes y pelucones, otros ya viejos y calvos, sinfín de metaleros y hasta un imitador de Freddie pasaron por mi retina, agregando color a la espera.

Pasadas las 19:00 hrs se concretó el ingreso al estadio, y a esa altura ya era previsible que no menos de 20 mil almas se reunirían esa noche en torno del escenario y sus minúsculas pantallas (nimias para un recinto de tal envergadura). Pese a nuestra posición "privilegiada", en el sector VIP de cancha, la gran afluencia de fans al concierto, nos limitó en distancia a unos 14 metros del escenario, algo desalentador, pero no lo suficiente para arruinar una grata experiencia.

"Love Of My Life", fue el primer guiño de la noche a Freddie Mercury. Como en los grandes conciertos de antaño, el tema fue intepretado a dúo entre Brian y (el recuerdo de) Freddie


A las 20:00, un fabuloso telón azul con el logotipo de la era Queen II o de A Day At Races cubrió el escenario, ahogando las pistas de The Beatles, Led Zeppelin y AC/DC que se alternaron durante varios minutos, para dar luego paso al treceavo track del álbum Made In Heaven, un buen preámbulo al concierto que comenzó pasadas las 21:00 horas de la mano de "One Vision", cuyos riffs iniciales echaron abajo el telón, poniendo al decubierto a un Adam Lambert enfundado en cuero negro (al más puro estílo gay leather), a un veterano Roger Taylor luciendo gafas oscuras y una tupida barba centrada en el mentón a lo ZZ Top y al Brian May de siempre, con su prodigia cabellera dignamente encanecida.

A la cola de "One Vision", vinieron  "Another One Bites The Dust", "Fat Bottomed Girls", "Seven Seas Of Rhye", "Killer Queen" y "Crazy Little Thing Called Love", intepretados magistralmente por Lambert, quien se empoderó por completo del escenario luego de interpretar "Killer Queen" dando rienda suelta a su androginismo en un cómico sketch, recostado y abanicánsose sobre un sofá lila a la manera de Maria Antonieta o Cleopatra. Si en los años '70 y '80, las insinuaciones sexuales de Freddie Mercury apenas bordeaban el umbral de lo hilarante, lo de Adam Lambert es sin duda mucho más grotesco y chocante, transgresión invertida, pero no del todo ajena al rock 'n' roll.

"A Kind Of Magic"

Bombástico y grandilocuente, Adam Lambert no se apoca ante la magnitud de los gigantes que tiene a su lado, y a diferencia de su anterior presentación con Paul Rodgers en 2008, Brian y Roger delegan mucho más vocal y coralmente en el estrafalario cantante, quien en un momento se dirigió al público para consultar: are you in love now?, comentando que él estaba en búsqueda del amor y que tal vez alguien del público podría consolarlo, era desde luego el prólogo introductorio a otro himno: "Somebody To Love", seguido por la primera intervención de Brian con "Love Of My Life" (cantada a dúo con el fantasma de Freddie) y su clásico '39, introducido por un comentario sobre astrólogos y observatorios chilenos y finalizado con el soporte acústico de todos los músicos del combo sobre la tarima media, incluyendo al mítico Spike Edney en los teclados.

Algo se debe comentar también sobre las otras dos nuevas incorporaciones de Queen: el bajista Neil Fairclough (quién reemplazó a Danny Miranda) y el suplementario baterista Rufus Taylor, vástago del buen Roger y muy parecido físicamente a su progenitor, en sus inicios con Queen. El primero -dueño de un look muy jazzístico- demostró su cuantía en un solo de bajo que hizo ciertos guiños a la canción "Body Language" y repitió la interacción bajo-baquetas que en 2008 Roger Taylor realizó junto a Danny Miranda en el San Carlos de Apoquindo. Por su parte Rufus, si bien limita su actuar a un segundo plano como acompañamiento en percusión, tuvo un momento destacado a mitad del concierto durante "A Kind Of Magic" -cantada por Roger- y en el duelo de baterías con su viejo, dándole duro a los tarros y recordando la energía y el aspecto no sólo de Roger en los inicios de Queen, sino también al mismísimo Taylor Hawkins de Foo Fighters.

Rufus Taylor en duelo de baterías con su progenitor


Tras los segmentos instrumentales de bajo y baterías, se reincorporan Brian May y Adam Lambert para retocar los clásicos "Under Pressure" y "I Want To Break Free", seguido  de una nueva composición de Lambert titulada "Ghost Town" a la que Brian May añadió los metálicos riffs de su Red Special, dando la impresión de tratarse de otro tema de Queen. Terminada la interpretación, se atenúan las luces y  se enfocan los reflectores sobre Adam Lambert, posicionado ya sobre la tarima media para interpretar una de las canciones más emotivas de la noche: "Who Wants To Live Forever?".

Continuó el turno de Brian y su sesión solista que combina fragmentos de "Brighton Rock", "Bijou" y "Last Horizon" para desembocar finalmente en un estruendoso "Tie Your Mother Down", el tipo de canciones en las que Lambert se nota un poco más cojo, aunque volvió rápidamente a su aire con "Don't Stop Me Now". Simplemente, fabuloso.

Cubierto por un poncho, Adam Lambert intepretó "Under Pressure"

Tal batería de clásicos y su soberbia interpretación vocal e instrumental no dió respiro alguno para esperar "los mejores temas", aunque desde luego, sabemos que Queen se despide siempre con lo más graneado de su repertorio, algo que ya era predecible a la altura que interpretaron "Radio Ga Ga", momento en que decidí guardar la cámara para sumarme a la performance del público, interactúando rítmicamente con mis ídolos musicales de toda la vida.

Mi alma metalera volvió a elevarse tras el coro introductorio de "I Want It All", que con sus potentes riffs, duro toque de batería e incendiaros solos, desterró la voz de Adam Lambert hasta perderlo de vista definitivamente. A esta altura del concierto,  sólo vinieron a mi memoria las imágenes del genial videoclip de 1988 que expone a un barbón y colérico Freddie Mercury que es la quintaescencia del cantante de hard rock, elevando su voz por sobre los decibelios. Cuánto se te extraña Freddie!

Brian ejecutando la intro de "Tie Your Mother Down"


Tras un cúmulo de emociones y recuerdos reactivados en tiempo real, la guinda de la torta se presenta bajo la forma y los acordes inciales de "Bohemian Rhapsody". Iniciada tímidamente por Lambert, pero continuada -afortundamente- por una captura de Freddie hasta el solo de Brian (vestido con un traje dorado, a la usanza de los '70) que da paso al segmento operístico, apoyado por las imágenes del mítico videoclip de 1975, luego en la sesión headbanger la voz de Lambert es apoyada con un soporte del tema original, interpretado por Mercury, con quien se remata el outro. Este mismo juego se ha venido haciendo desde 1992 en el concierto de homenaje a Freddie, primero arruinaron la canción Elton John y Axl Rose, luego lo haría Paul Rodgers y en la actualidad Adam Lambert no lo hace mucho mejor. 

Despedida temporal de los músicos y reaparecen nuevamente en escena para interpretar los últimos dos clasicazos de la noche: "We Will Rock You" y "We Are The Champions". Brian nos hace los mismos honores que en 2008, vistiendo una polera con la bandera y los colores de Chile, haciéndole contraste Adam Lambert con su coronita de plástico y un conjunto de prendas bastante glamorosas, que de seguro jamás se habría colocado Freddie, pero que tal vez volverían verdes de envidia a Gary Glitter o a Boy George.

"We Will Rock You"


23:20 horas y el concierto toca su fin con la despedida de los músicos, sincronizada -como de constumbre- con un playback de la instrumental "God Save The Queen". Sólo me resta agredecer y corear infinitamente los nombres de Brian May y Roger Taylor, pues pese a todas las críticas e incomprensión que expresó en algún momento su fanaticada más ortodoxa (me incluyo), han sido ellos los responsables por mantener viva la chispa de Queen, y esperemos que de ellos derive también la próxima generación de músicos que como Adam Lambert y Rufus Taylor (de apenas 24 años) sotengan en pie el legado y el linaje de esta espectacular banda, para algunos de nosotros tan imprescindibles como la vida misma.

lunes, 13 de julio de 2015

Discos Memorables: Badlands - Badlands (1989)


Cabe preguntarse, cuan lejos habría llegado la música de Badlands o los proyectos individuales del cantante Ray Gillen, de no haber desaparecido de forma tan prematura, a los 34 años de edad (víctima del VIH) en 1993,  en el ascenso de una gran carrera. El álbum debút de 1989: Badlands, entrona lo más alto de esa promesa, en un compacto del mejor sonido hair metal: un imprescible a la altura del Night Songs (1986) de Cinderella, The Final Countdown (1986) de Europe, el Appetite For Destruction (1987) de Guns N' Roses, el homónimo (1989) de Skid Row o el Pornograffitti (1990) de Extreme.

La historia de Badlands inicia el año 1988, luego de que el excelso guitarrista Jake E. Lee se viera escindido del conjunto de Ozzy Osbourne para ser reemplazado por Zakk Wylde. Decidido a crear su propia superbanda, Lee audiciona con distintos músicos, hasta que -curiosidades del destino- cruza caminos con dos miembros despedidos de una de las múltiples versiones parche de Black Sabbath: el vocalista Ray Gillen y el batero Eric Singer (futuro miembro de KISS). Completa filas el ex-Steeler Greg Chaisson al bajo.

Los Badlands originales, de izquierda a derecha: Eric Singer, Ray Gillen, Greg Chaisson y Jake E. Lee (circa 1989).

El primer LP de Badlands vió la luz en junio de 1989, ganando celerosa popularidad entre los seguidores del metal más comercial, de la mano de sus poderosos singles "Dreams In The Dark" y "Winter's Call, reproducidos de forma intermitente en el espacio Headbangers Ball de MTV. Con un sonido general bastante metalero, pero reminiscente a su vez del legado setentero de Led Zeppelin y Humble Pie, la placa recibió muy buenas críticas por parte de medios especializados como Metal Hammer y Rock Hard que vieron en Lee y Gillen a los nuevos Page y Plant del rock venidero.


11 canciones de buen rock pesado, compuestas en su mayoría por Jake E. Lee, Ray Gillen y el letrista Paul O'Neill dan forma a este clásico que se resiste al olvido, a partir de sus matices blueseros, flamantes solos de guitarra y la emotiva y enérgica voz de Ray Gillen, dándose al cien por cien y recordándonos que -en términos de rock- todo tiempo pasado fue mejor. Si he de destacar temas: "Dreams In The Dark" es desde luego mi favorito (de esto se trata el metal!), pero "High Wire", "Streets Cry Freedom", "Dancing On The Edge" o la breve instrumental "Jade's Song" impactan también en lo más profundo de mis fibras.

Otros dos discos: Voodoo Highway (1991) y el póstumo Dusk (1998) completan la discografía de estudio de Badlands, progresando hacia un sonido más zeppeliano y bluesy, aunque menos fresco y potente que el de su LP debút. En 1990 Eric Singer fue el primer miembro original en abandonar Badlands y un año después lo haría el propio Ray Gillen, despedido por Jake E. Lee, lo cual le dió chance para formar su mítico conjunto Sun Red Sun (pendiente para futuros posts) y de compartir escenario y estudio con músicos amigos como George Lynch de Dokken y Criss Oliva de Savatage.

lunes, 19 de enero de 2015

Discos Memorables: Triana - El Patio (1975)


Triana fue la banda más fundamental del rock español en la década de los '70. Su estílo único -y complejo- mezcla de rock progresivo, guitarras flamencas, bulerías y enigmáticas composiciones, posicionó a los sevillanos en las primeras listas de su país y como uno de los conjuntos más emblemáticos del rock en nuestro idioma.

Tras la disolución de algunos conjuntos locales, el año '73 Jesús de la Rosa (voz, bajo y teclados), Eduardo Rodríguez Rodway (guitarras) y Juan José Palacios, alias "Tele" (batería) unen sus virtudes instrumentales y dan forma a un nuevo concepto musical, que reflota la importancia del flamenco y de la tradición morisco-andaluza, mezclándolas con la influencia anglo de conjuntos como Pink Floyd, Led Zeppelin, Gong, King Crimson, ELP y Camel. Producto de aquella inspiración surge la mejor etapa de Triana, registrada en sus tres primeros discos: El Patio (1975), Hijos del Agobio (1977) y Sombra y Luz (1979), además de los fundamentos de una nueva escena: el "rock andalúz", de la que tomarán partido bandas como Alameda, Luis Cobo y los hard rockeros Medina Azahara. 

El giro que dieron Triana al rock progresivo en España, es equivalente a lo hecho por Los Jaivas en Chile con la fusión andina o a la escena del prog italiano de los '70, que engendró un fenómeno único y maravilloso del cual fueron protagonistas conjuntos como Ill Balleto Di Bronzo, Premiata Forniera Marconi, Banco del Mutuo Socorro y Le Orme, que tenían la particularidad de cantar en el propio idioma e inyectar a la mezcla elementos de la música tradicional y docta. Fueron estos los años dorados del rock o una era colmada de creatividad, donde el sentido de la música era comprendido como el "puro arte" de la identidad.


Si bien no cabe duda de que la mejor etapa de Triana es la que comprende sus tres primeros discos, en mi opinión y la de muchos El Patio de 1975 viene a ser (además del debút) la obra maestra de los sevillanos, el inicio de una búsqueda y la consecución de un estílo propio que hecha raíces en la magia del sur de España: la mítica Al-Andalúz. Jesús de la Rosa compuso casi en su totalidad las letras del disco, soportado por un sólida base instrumental, donde la percusión de "Tele" entreteje pasajes con los teclados y las guitarras españolas de Edu Rodríguez, asistidas de vez en cuando por los riffs eléctricos de Antonio García de Diego, músico de estudio y futuro compañero de giras de Joaquín Sabina.

Cada uno de los siete temas de El Patio son una invitación a lo más recónditos pasajes del subconsciente y a un mundo de arquetipos olvidados pero aún latentes, impregnados en la rica tradición andaluza, mezcla de épica medieval, poesía e imaginario islámico. La apertura de 9 minutos titulada "Abre la Puerta" (el gran clásico de Triana) nos viste de fantasmas danzantes para recorrer cada rincón de sus letras, entre patios de luz, mosaicos, ventanas floreadas, estrechos bazares, antiguas mezquitas, castillos, ríos y montañas, todo en una psicodélica declaración de amor.

"En el Lago", "Sé de un lugar", "Recuerdos de una Noche" y "Diálogo" son también sentidos poemas de amor, cargados de metáforas que transmiten las nostalgias y añoranzas de un apasionado y a la vez tímido Jesús de la Rosa, mientras que "Luminosa Mañana" (la canción más mística e introspectiva del álbum) da la impresión de ser un tema póstumo o la despedida del compositor, al más puro estílo de "Un Beso y una Flor" de Nino Bravo, como si de la Rosa hubiera presentido su desafortunado desenlace nueve años más tarde.

martes, 9 de diciembre de 2014

Discos Memorables: Confesiones de Invierno (1973)


Confesiones de Invierno es de esos discos que jamás te cansas de escuchar y que puedes dejar corriendo varias veces seguidas en tu reproductor, al menos eso me pasa a mí con esta obra de arte del año '73, segundo LP de una de las bandas más aclamadas por el hippismo sudamericano.

Resulta increíble que con tan sólo 22 años, Charly García mereciera ya el apelativo de "maestro" al escribir todas las canciones de este maravilloso disco y realizar los arreglos instrumentales correspondientes. Confesiones de Invierno es la voz de una generación y como tal aúna los sentimientos de desamparo y sueños rotos de la juventud argentina de la época (sentimientos también extensibles a la realidad de países vecinos como Chile y Uruguay), una cuyas aspiraciones de libertad y cambio de fines de los '60 impactaron de frente con la dictadura. 


Pese a toda la tristeza que encierran canciones como "Confesiones de Invierno", "Cuando ya empiece a quedar solo", "Rasguña las Piedras" (una referencia a la catalepsia) y "Aprendizaje" CDI no es un álbum depresivo, sino la fiel radiografía de una era y de un continente opaco que sangraba por las heridas de los más jóvenes, presos de ilusiones contenidas a punta de bayoneta. El cierre con "Tribulaciones, lamento y ocaso de un tonto rey, imaginario o no" es de hecho una inteligente analogía entre la Revolución Francesa y la realidad política del momento: el fin del régimen del general Lanusse y el retorno a una débil democracia que duraría apenas tres años. De otra naturaleza son "Un hada, un cisne", canción de amor en clave de rock progresivo y "Mr Jones..." un proto-hard rock, directo y sin florituras.

No es de extrañar que Charly ya no toque estas canciones, su genialidad abrazó el lado oscuro el día que decidió ser rockstar, demoler habitaciones de hotel y hacerse seudo punk a comienzos de los '80. Es en cambio Nito Mestre con su angelical voz y presencia quien mantiene vivas estas creaciones que son un verdadero valuarte del rock argentino y sudamericano.

Confesiones de Invierno es levemente mi álbum favorito de Sui Generis y los Sui una de las bandas que más amo. Imborrables recuerdos asociados a "Rasguña las Piedras" y "Canción para mi Muerte" (del álbum debút Vida) atesoro en la mente desde tiempos del colegio y aún hoy me es grato escucharlos en alguna fogata (común cursilería) o en una que otra versión nueva.


domingo, 26 de octubre de 2014

Falleció Jack Bruce, legendario bajista de Cream


A la edad de 71 años dejó de existir ayer quien fuera compañero de Eric Clapton y Ginger Baker en la mítica banda de blues y rock Cream.  El último gran viaje de Bruce será hacia su reencuentro con el eterno, pero casi medio siglo años atrás lo hacía sobre el expreso de la psicodelia, abriendo el portal a un nuevo caudal de sonidos e ideas, que lograrían hacer escuela en la futura generación del rock duro y heavy metal, entre destacados discipulos como Tim Bogert, Phil Lynott, Roger Glover, Geddy Lee, John Deacon y Lemmy.

En tan sólo cuatro álbumes de estudio y un imprescindible registro en vivo titulado Farewell Concert, Cream despidieron la década de los '60 como creadores del hard rock y power trio referencial, el propio Jimi Hendrix los consideró su principal influencia, versionando "Sunshine Of Your Love" siempre que tenía la ocasión, lo mismo The Beatles y The Who, que endurecieron su estílo a la sombra de la actitud de Cream.

Tras el ocaso de Cream, John Symon Asher, mejor conocido como Jack Bruce, realizó también una carrera respetable, en un cocktail de rock, jazz, blues, psicodelia y progresivo que lo mantuvieron activo hasta la actualidad. Una enfermedad del hígado -al parecer asociada a su viejo alcoholismo- fue lo que apagó su vida y acrecentó desde ayer mismo la leyenda. 

Bruce y su hija, la cantante soul Aruba Red

domingo, 12 de octubre de 2014

Richie Kotzen descargó pasión y groove en Viña


Que Richie Kotzen es de sobra uno de los mejores guitarristas actuales y de todos los tiempos, no es un misterio para nadie medianamente embebido en el mundo del rock. Su extendida trayectoria (iniciada con apenas 15 años en 1985), más de una veintena de discos en calidad de solista, su efímero pero contundente paso por grandes hitos del hair metal ochentero como son Poison y Mr. Big, así como sus numerosas colaboraciones con músicos del nivel y prestigio de Greg Howe, Guhtrie Govan, Stanley Clarke, Lenny White, Stevie Salas, Glenn Hughes y Gene Simmons, o su más reciente aventura músical paralela: The Winery Dogs junto a Mike Portnoy y Billy Sheehan, engloban una carrera artística y musical como pocas, llena de creatividad, reinvención y refinamiento rockero. 


Es en los pequeños escenarios donde Richie Kotzen -reconocido, pero distante del mainstream- se reencuentra con su público habitual, el mismo que hace 2 años tuvo oportunidad de verlo tocar en la Batuta y en el Centro Cultural Amanda y que en la semana que se nos va, asistió al Teatro Nescafé de las Artes (jueves 9) en Santiago o a la discoteque OVO del Casino Enjoy en Viña del Mar (sábado 11) para alcanzar el éxtasis sobre un mar de riffs, melodías, baladas, rock intimista (con aura de grunge, soul y blues), zarpadas funky, metálicos y estruendosos solos, buen fiato instrumental, y en líneas generales: una dadivosa muestra de virtuosismo y groove, imposíble de superar.

La de Viña fue -tal vez- una presentación que superó todas las espectativas. El escenario: el diminuto stage de la más célebre discoteque de la ciudad jardín, protagonista privilegiada de la vida nocturna y de los carretes del fin de semana, pero que en términos de rock era hasta ayer un escenario poco probado, salvo quizás para unas cuantas bandas tributo o para las orquestas de año nuevo. A nuestra llegada al casino, pisando las 20:30 hrs, poco hacía notar que en su interior se oficiaría un concierto; apenas unas cuantas chaquetas negras y unos pocos tipos con aretes o poleras con logos de bandas por aquí y allá orbitaban la entrada, las cercanías de la boletería y en la escalera principal, 30 minutos más tarde se permitío el ingreso a la disco, la que no estuvo llena hasta pasadas las 22:00 hrs, momento en que Kotzen y cia deciden tomarse el escenario.



A menos de 40 cm de los músicos, lo primero en llamar la atención es la vestimenta de Kotzen: zapatillas Converse, polera negra y una especie de pantalón corto de pijama, de apariencia más bien graciosa y probable inspiración californiana (conjunto semejante al que viste en el videoclip de "War Paint"), abren la presentación los riffs de "War Paint", punta de lanza del próximo compilatorio que llevará por nombre The Essential. Siguieron luego, maravillosos clásicos como "Love Is Blind", "Walk With Me", "Peace Sign" y "Help Me", alternados con pocas sorpresas, una de ellas "Don't What The Devil Says to Do" y una nueva cancíón -absolutamente heavy rock- titulada "Cannibals". 

Pese a que la presentación fue incendiaria desde el primer segundo, los últimos 20 minutos fueron los más emotivos, sintetizando en 4 o 5 temas toda la solidez del prower trío. Luego de un mágico, extenso y virtuosísimo jam de bajo/batería en el que tuvimos oportunidad de ver al mismísmo Kotzen  dándole a los tarros,  por unos cuantos minutos este despachó a sus acompañantes para interpretar en solitario "What Is?" en versión electroacústica, seguida a coro  por todos los presentes. Aquel, el momento más álgido de la noche vino acompañado del cierre con "Fooled Again" y "You Can't Save Me", apasionadas power ballads, casi tan clásicas en el repertorio de Kotzen como la ya poco interpretada "Remember" o el tema de gracia "Go Faster", con el cual se dió fin al concierto a las 00:01 hrs.

Volviendo al principio, se hace indudable que Richie Kotzen es uno de los mejores músicos de todos los tiempos (compositor, cantante, guitarrista y multiinstrumentista), sin embargo aquella cualidad es extensiva también a la banda soporte, consistente para esta gira en Mike Bennett (baterísta) y Dylan Wilson (bajo), probablemente una de las mejores formaciones que ha acompañado a Kotzen a lo largo de sus casi 30 años de carrera solista. Por su parte, el gran plus del guitarrista radica menos en el virtuosismo que  en todo el caudal de sentimientos que imprime a sus composiciones y a su particular estílo de rock clásico, que trae irremisiblemente a la memoria a otros tan grandes como Chris Cornell, Eddie Van Halen, Nuno Buttencourt, Jeff Beck y Allan Holdsworth SUMADOS, aunque sin perder por  ello ni una gota de originalidad ni de la chispeza que lo hacen único.

domingo, 5 de octubre de 2014

MUSE entran al estudio


Los nativos de Teignmouth, suroeste de Inglaterra, subieron esta fotografía a su cuenta de Instagram, donde se les ve felices de la vida jammeando en el estudio, en el proceso creativo hacia su ya séptima placa.

Según declaró unos días atrás el vocalista/guitarrista Matthew Bellamy, su siguiente álbum "se pondrá heavy" y estará depurado de elementos experimentales tanto electrónicos como sinfónicos/orquestales, que fueron la tónica de The 2nd Law del 2012.

Es de esperar por tanto, un regreso a los tiempos de Absolution (2003) y Black Holes and Revelations (2006) que son -en mi opinión- los dos mejores discos de la banda, un perfecto equilibrio de sus más patentes influencias: la grandilocuencia de Queen, la mística de Radiohead, la demagogia de U2, el rock de estadio y los punzantes riffs del metal de los '90.

Sigue siendo innegable,  sin embargo, que la magia de MUSE radica menos en el estudio, que en sus emblemáticos conciertos, para muestra los caminos conducen a ROMA.


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