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viernes, 9 de octubre de 2009

Jack Kerouac - On The Road (1957)

Aunque La Religión del Rock Pesado tiende a viciarse casi todo el tiempo en la música, mi principal pasión: la literatura, corre por otros ribetes, imposíbles de plasmar en el blog de la manera en que me gustaría.
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Dar con un buen libro, sin embargo, es menos regular que descubrir un buen disco... En promedio cada dos o tres años llega a mis manos algo interesante y es realmente frustrante cuando la estima que tienes por algún autor decae al segundo o tercer libro.
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Afortunadamente, los llamados clásicos de cada generación pocas veces decepcionan, porque sus autores: "hombres y mujeres de su tiempo", por lo común tipos incomprendidos, desquiciados o rebeldes (como la elite misma del rock & roll) supieron rescatar cada detalle trascendente, congelando el tiempo, su mundo y el cúmulo de experiencias que a ellos o a gente como ellos les tocó vivir.
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Desde Dostoievski a los dadaístas y desde Hesse a los beatnik, nadie debiera ignorar los clásicos del siglo XX, 100 años marcados por innumerables contrastes, dos guerras mundiales y la amenaza latente de la guerra fría, que tuvo por respuesta a la contracultura hippie, el rock y de ahí la historia ya es conocida por todos nosotros.
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On The Road, aventura juvenil de un trotamundo en los Estados Unidos de los años '50, es probablemente la novela más descriptiva del sentir y el resentir de un recambio generacional, con protagonistas poco convencionales, pero comunes, a los que la historia llamó "hipsters", almas libres poco comprometidas con el estatus quo, amantes del jazz (y/o del blues) y que a la vez que pretendieron escapar de todo letargo conservador, pudieron encontrarse a ellos mismos.
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Novela autobiográfica, hippie y sediciosa por principios, uno no puede menos que prendarse de la simpleza y locura de sus personajes (particularmente del indómito Dean Moriarty). Ház click en el dibujo y descubre de una vez por todas al gran Jack Kerouac, a la generación beat y toda aquella filosofía de libertad que corre detrás de aquella música que tanto amas: el rock.

martes, 4 de noviembre de 2008

Con Obama y las elecciones, hoy inauguro nuevo blog





Aprovecho la tribuna de este blog para hacer un poco de publicidad. Desde el día de hoy doy por inaugurado un nuevo blog, totalmente distinto de lo que hago aquí en La Religión del Rock Pesado, pero que tiene que ver con otra de mis pasiones: la política.

Es cierto que este tipo de blogs tiende a no ser del gusto de la mayoría, con lo que arriesgo ganarme la enemistad de algunos, muy distinto de lo que puede ocurrir en un blog de música. Sin embargo la libertad de expresión es un derecho fundamental valorado y defendido, por lo que en esta nueva aventura, voy a ser imparcial y manifestar sin tapujos algunos de mis puntos de vista. Esperando generar cierto debate con opiniones a favor o en contra.

Lo más probable es que pocazo pueda interesar a alguien la existencia de este nuevo blog que lleva por nombre La Bitácora Liberal (con esto ya sabrán a que tipo de reflexiones atenerse), sin embargo la invitación queda extendida a todos y en especial a aquellos amigos más interesados en estos temas y más particularmente aún a quienes al menos compartan algo de aquella visión política y más que eso, de esta forma de ser, de pensar y de vivir el mundo moderno.

www.labitacoraliberal.blogspot.com

p.d: La Religión del Rock Pesado, seguirá existiendo y sin color político alguno, desde luego.-

miércoles, 8 de octubre de 2008

Liberalismo, individualismo y heavy metal

Liberalism, Individualism and Heavy Metal es un ensayo interesante hecho por Andrew Kemp y que analiza de forma ostensible al rock metálico y la figura del metalhead desde los catalejos del liberalismo clásico, relacionando el mensaje de la música y la actitud de sus fieles con la amplia autonomía y libertad que sólo el liberalismo es capáz de concebir en la persona humana, más allá de toda filosofía e ideología de matices político-materialistas.

Desde la perspectiva de Kemp, en el campo de las ideas, el heavy metal se aleja completamente de la mayoría de los estílos musicales e inclúso de una mayor parte de los subgéneros del rock. Y los ejemplos surgen a la vista: el folk y el rock de los sesenta en general abarcan un espectro de izquierda, izquierda verde e izquierda progresista, mientras que a estílos más suburbanos como el punk se les reconoce en la utopía de la anarquía y la movilización social. Por su parte el metal encarna desde sus inicios una actitud mucho menos colectivizante y profundamente individualista, que concuerda en la visión de Kemp, inclúso con las ideas más desarrolladas del objetivismo randiano.

El metalhead original (norteamericano y europeo) es reconocido por su desapego social, lo que les genera en el inconsciente colectivo el inmediato prejuicio de "antisocial", esto sin embargo está lejos de ser un simple prejuicio y se refleja en la realidad de múltiples formas, una de las más importantes: la apatía política y en particular, apatía hacia las clases políticas, así mismo desconfianza hacia la Iglesia (más allá de una cuestión de fe) y otras instituciones que promueven o pretenden imponer ideas "vox populi". La simbología en el metal también posee un claro trasfondo liberal; la necesidad de marcar distancia con los convencionalismos sociales, lo que también es patente en gente movida por la imaginería anárquica.

Sin embargo la casta metalera norteamericana y británica está lejos de legitimar la anarquía (aunque las excepciones existen, particularmente entre crossovers y thrashers) y en caso de acercarse a la misma, vendrían a ser una especie de anarco-capitalistas, es decir una evolución dinámica y extrema del liberalismo que en lugar de optar por la reducción del Estado, propone su más radical disolución, basándose siempre en la idea de que el individuo es autovalente y posee una capacidad mayor de compromiso y desenvolvimiento, por lo que el Estado vendría a ser un factor que cohibe. Por tanto, se subentiende una mayor conformidad del metalhead con la globalización, el cosmopolitismo y desde ahí, la defenza de una igualdad concreta entre individuos de distintas razas que componen hoy el crisol de sociedades occidentales avanzadas (la llamada hermandad metalera), esto último en base a la primacía de códigos culturales comunes. Fiel reflejo de ello, son Nueva York y otras tantas metrópolis del rock, desde siempre el épicentro de bandas que catapultaron al éxito a músicos de descendencia extrangera (italiana, irlandesa, cubana, judía, árabe, asiática, rusa... o mixta).

La percepción anterior decae definitivamente, con ideas de orden nacional socialistas que se han hecho presentes en ciertos subgéneros como el black metal desarrollado en países como Islandia, Noruega, Holanda, Alemania, Suecia y Dinamarca, que reviven y exaltan el pangermanismo, o por otro lado, la defenza del sionismo en ciertos grupos israelíes, igualmente matizada con preceptos racistas.

Una reflexión sobre sexismo y concepción de una vida 100% materialista, fundada en la búsqueda de éxito y sobretodo del dinero que hace posíble concretar espectativas y es reflejo concreto del autodesarrollo, son expresión pura del "libertarianismo" gringo: una legitimación popular e idealista de los conceptos liberales. El sexismo y el capitalismo pro sueño americano (esperanza popular por alcanzar el éxito) es algo que estuvo muy presente en grupos de la era glam-metal.

La concepción de satanismo en el metal, fue en un principio algo tan instrumental como las ideas de Mijail Bakunin sobre el demonio, reconociéndolo como el primer librepensador capaz de desafiar la voz autoritaria de la Iglesia y otras instituciones que canalizan la dominación. Posteriormente fue involucionando, al punto que hoy miles de retrasados mentales relacionan heavy metal con santanismo y lo peor de todo, ellos mismos se creen satánicos (CUECK!!!), desde el punto de vista del metalhead original, una cruz invertida, vestirse de negro o lanzar pintura roja emulando sangre en los escenarios, no era un sinónimo de satanismo, más bien otra forma de expresar el individualismo (impulsivo) y la premisa liberal de que es el ser humano el que marca la diferencia, no las sociedades que lo condicionan.

Desde luego, muchas de estas ideas las van encontrar en el texto linkeado (en inglés lamentablemente), pero otras hace tiempo vienen brotando del lado oscuro de mi mente y en forma de reflexiones personales, no en vano yo no reniego de mi individualismo y al contrario, me siento orgulloso del mismo.

domingo, 17 de febrero de 2008

¿Roger Fukuyama?

Hasta lo que yo tenía entendido, el tema de pop/rock compuesto por Roger Taylor para Queen en los ochenta: Radio Ga Ga, es una sarcástica referencia a toda la música desechable que sonó en las radios por aquella década. No en vano el Ga Ga, es una pequeña modificación a la palabra latina Ca Ca (mierda), aunque así y todo el tema se convirtió en una bomba que sonó y sigue sonando en las radios, llevando el mediocre disco The Works a una posición considerable en los charts.

Sin embargo curioseando hace poco por internet, llegué a uno de tantos blogs que existen sobre Queen y que presentaba otra historia completamente distinta, que al parecer es un segundo discurso que dio Taylor en ocasión al musical We Will Rock You. Y en ella expone que Radio Ga Ga es una especie de metáfora sobre la creciente dominación tecnológica de la vida moderna, en la que todo se ha masificado bastante y nada nuevo queda por crearse y habla también de un supuesto “mundo Ga Ga”, donde la gente conforme con un poco de “pan y circo”, no hace nada por interferir en el curso de las cosas, sobre el establishment mismo, arriesgando con perder la individualidad como si se tratara de verdaderos zombies carentes de voluntad.

Esto mismo expuesto arriba ya lo había leído tal cual hace algún tiempo en un libro: El fin de la historia y el último hombre de Francis Fukuyama, por lo que esta segunda historia de la popular canción o es un descarado plagio al filósofo político o en verdad Roger Taylor es todo un genio que se anticipó alguna que otra década a esto que vislumbramos hoy: la era post-moderna.

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Mas allá de la postura "glam" de Freddie Mercury, el clásico video es también bastante sugerente

miércoles, 14 de noviembre de 2007

138 años del Capitán Nemo

Fué el personaje más mítico que brotó de la incomparable mente de Julio Verne, un hombre sin ley o mejor dicho, hecho para vivir bajo sus propias leyes. El oscuro defensor de los oprimidos, la pancarta subliminal (a veces no tanto) de Verne frente al imperialismo británico del siglo 19.

Autodenominado Capitán Nemo ("Capitán Nadie"), era el timonel de una monumental barcaza sumergible: el Nautilus, hecha para escapar del infierno en la tierra y vivir en libertad, pero también para hacer imposíble el libre tránsito de los navíos ingleses de la marina mercante y de piratas de esa nación.

Nemo, había sido un miembro importante de la nobleza india: el Principe Dakkar, sobrino de un héroe local y un noble adoctrinado bajo la máxima renacentista de la más completa integridad en artes, conocimientos, manejo de idiomas, entrenamiento físico, etc. Fue el ingeniero que diseñó el Nautilus, un poete arcade, un insuperable pianista, un experto en fauna marina, gran botánico, etc.

Entre los muchos misterios que lo envolvían, se contaba el de una vida marcada por la desgracia, que conoció en el momento de revelarse contra la dominación británica de la India, una actitud que terminó por llevarlo al destierro y perder a su mujer, hijos, demás familiares y amigos. De esta manera capacitado por sus conocimientos ingenieriles occidentales, se había ocultado en una isla junto a un grupo de científicos indios y expatriados revolucionarios a construír el colosal Nautilus que tendría entre sus muchas ventajas futuristas el implemento de la luz eléctrica a base de fósforo y otros carburos obtenidos del mar.

El Capitán Nemo hizo promesa de no volver jamás a tierra firme y comenzó de esta manera a internarse en el mar, a averiguar y comprobar por si mismo el sinúmero de misterios que este cubría: uno de ellos, el continente perdido de La Altántida. En su rol libertario, se dedicó tambien a rescatar tesoros perdidos encontrados en barcos hundidos para comenzar a repartirlos entre el resto de sociedades oprimidas, como eran por entónces los griegos (enemigos de los turcos) y sus propios compatriotas indios, la finalidad era armarlos para que pudieran derrotar a sus opresores extrangeros.

Personaje fantástico, lleno de virtudes y defectos (en ocasiones deplorables), Nemo no fue en absoluto una creación accidental del gran Verne, fue por el contrario un personaje muy bien ideado: con características políticas y pancartistas fuertes.

Si Nemo fuera un personaje real de hoy, lo más probable es que se hubiera parecido (en todo caso, muy de lejos) a un Bin Laden, y no es que su carta de odio frente al invasor imperialista se parezca mucho a las medidas del actual terrorismo (aunque tiene una semejanza cási profética en el acto de hundir barcos), pero sin duda hay por detrás un gran ideal que es transversal en la historia del Capitán Nemo a lo que muchos lectores vieron o quisieron ver reflejado: la inmortalidad moral de su propios próceres libertarios: O' Higgins, San Martín y Bolivar, para los latinoamericanos, Garibaldi para los italianos, George Washington para los norteamericanos y más recientemente Filip Vujanovic, primer presidente del Montenegro independiente.

Más que un inventado antagonista del antiguo imperialismo (no poco similar al actual), el Capitán Nemo debiera entenderse como un personaje de dimensiones épicas, un héroe de la causa imposíble, pero al fin y al cabo un héroe, no como un reaccionario ignorante, utopista y estúpido de los que hoy sobran en este continente y en el resto del mundo. Nemo es el core de una obra magistral de hace dos siglos que muchas veces debieramos rescatar para entender el sentido de muchas problemáticas humanas actuales e interpretar al personaje más allá de lo que es una entretenida historia. Creo que es una obra imprescindible para todo aquel metido en la sociología y en el mundo de la política que es mi campo particular.

Quitando un poco los distractores de lo que es una buena trama, es posíble llegar inclúso a un buen manuscrito de teoría política y explicar en la historia de Nemo tanto la intransigencia e impopularidad (en política internacional) de un Bin Laden como la de un George W. Bush, quien tiene muchas actitudes de un Capitán Nemo en crisis; al justificar la guerra en Iraq y Afganistán como liberalizadora y ejemplar, sin el tino ni el tacto suficiente para comprender lo contraproducente que estas pueden llegar a ser en el sistema internacional o en el prestigio del propio país. Está claro que en los tiempos de Verne, esta crítica apuntaba hacia las odiosidades entre las grandes potencias industriales tempranas y el tercer mundo asiático.

Para quienes no están metidos ni en el estudio de la política o de la sociología, la historia del Capitán Nemo reunida en VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO y en LA ISLA MISTERIOSA (antesala de la serie LOST), esto no pasaría de ser una obra de ciencia ficción, aunque he tenido la oportunidad de hablar con muchos que ven reflejados en este texto los puntos cardinales de la complejidad humana, tan particularmente vista en las actitudes bipolares del Capitán Nemo (vengativo, benevolente, visceral, amable, etc.) como en la de los otros personajes importantes: Aronnax, Ned Land, Ciro Smith, Spillet, Pencroff, etc.

138 años son sin duda demasiados, Hollywood y la ciencia ficción sin sentido mataron muchas veces al Capitán Nemo al quitarle el carácter verdadero que Verne quizo imprimirle en 1869. Si eres de los que le da mil vueltas a las cosas y tratan de extraer sentido de las mismas, debieras revisar sin duda la colección de Verne y en especial los dos libros del Capitán Nemo.

Lo más destacable en las lecturas de Julio Verne, es que este autor sabía enriquecer de detalles muy interesantes las tramas de sus historias, muchas de las cuales envolvieron una crítica ácida que no debía ser visible de una manera directa y confrontacional. Se le considera el más grande autor de la ciencia ficción, pero entre los cientistas sociales, no falta aquel que lo concidere más realista que fantástico, coincidiendo muchos en las virtudes filosóficas del francés.

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NEMO IN ROCK


El alemán Michael Schenker (ex Scorpions y UFO), supo impregnarse de la épica de Nemo para componer esta estupenda instrumental que de paso nos invita también a viajar entre el aporte barroco del teclado y las perfecciones de la guitarra. Con esto podemos concluír que la novel obra de Verne tampoco es indifirente al productivo campo de la música, ni menos a la fábrica de sonidos del heavy metal.

lunes, 9 de julio de 2007

Bajo la Marca de Caín

Hay libros y autores que han marcado la imaginería épica del metal a lo largo de su histórico desarróllo, partiendo por la biblia, criticada por algunos y defendida por toda una legión del metal, representada por grupos como Stryper, Guardian, Narnia, Believer, Mortification, Horde o Antestor.
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Entre los autores esotéricos más influyentes en el mundo del metal, se encuentra Aleister Crowley, fuerte influencia en grupos de black metal y también para el guitarrista y compositor Jimmy Page de Led Zeppelin, que estuvo metido bastantes años en el mundo oscuro, ántes de volver a la buena senda. Así mismo no se puede hablar de black en estricto sentido sin pasar por la mente de Anton LaVey, polémico autor y cineasta fundador de la Iglesia de Satanás y escritor de la llamada Biblia Satánica, también mentor de dementes como Count Grishnackh (Mayhem) y Marilyn Manson.
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En la épica pura y fantasiosa, inspiración de algunas bandas de power metal y metal clásico, han destacado autores como Björn Nyberg y sobre todo Tolkien, la imaginería de grupos como Manowar, Blind Guardian, Rhapsody e inclúso Stratovarius, muchas veces se la deben a autores de este tipo.
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Pero el que me llama fundamentalmente la atención es quizás uno de los menos mencionados, pero a la vez más implíctamente influyentes, sobre todo para el heavy metal tradicional (no épico, no fantástico, sin ocultismo) y este autor no es otro que Herman Hesse, conocido por su obra máxima “Demian”.
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En Demian se tratan conceptos bien arraigados en el mundo del metal, como la creencia en Abraxas (el Dios del bien y el mal), el transito vida-muerte que tanto veneran los góticos (”La muerte sabe amarga porque es nacimiento, porque es miedo a la incertidumbre de una aterradora renovación”) y sobretodo la relectura de la historia bíblica de Abel y Caín, defendiendo a Caín, el incomprendido y despreciado que dejo su marca indeleble en el mundo.
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Esta obra maestra ha sido influencia de muchos: intelectuales, metaleros, críticos, políticos, sociólogos, etc. Como una verdadera biblia, un verdadero sentir que representa transversalmente a muchos de los que llegan a darle sentido a las cosas por medio de la introspección y su propia evaluación y no por influencia de otros como ocurre en las distintas generaciones y justamente eso es lo que diferencia la longevidad (histórica) de los verdaderos metaleros en relación a tantas modas pasajeras como los emo, alternativos, góticos, brits, etc.
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Los que no entiendan de lo que hablo, lean Demian, algunos no van a poder encontrarle sentido, otros sí… y probablemente esos me lleguen a entender. GRAN LIBRO

Barón Rojo - Hijos de Caín

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