jueves, 19 de noviembre de 2009

Por siempre vieja escuela

Nací en 1984, un 5 de enero, cuatro días ántes del lanzamiento mundial del emblemático álbum 1984 de los californianos Van Halen (mismo que hicieran popular los clásicos "Jump" y "Panamá"), el mismo mes que los neoyorkinos Bon Jovi debutaron con su disco homónimo, al igual que Anthrax con su Fistful of Metal, dos fórmulas completamente distintas de heavy metal, en el primero de los casos, extremadamente melódico y comercial, destinado a un público más AOR y en el segundo una obra maetra del underground, de una montura metal-hardcore a la que bautizarían luego con los genéricos de thrash y speed metal.
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Es indudable que una década tan cargada musicalmente, terminaría de alguna manera por moldearme o ejercer cierta influencia sobre mí, como en el común de la gente de mi generación, aunque definitivamente sea mediado y fines de los noventa, la década en la que realmente fuí consciente de la música que escuchaba... pero nacer en un entorno musical rockero, donde tienes recuerdos nítidos de una niñez aderezada por los clásicos de Queen o Zeppelin marca a cualquiera y eso fué lo que me ocurrió a mí.
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De cierta manera, uno termina agradecido de las época en la que le tocó nacer. Viví a concho los noventa, pero con retazos psicológicos de los ochenta, para luego aunar todo aquello y pretender partir de un punto específico; para mí todo en términos musicales, se divide en un ántes y un después de los ochenta. Los ochenta fueron proclividad y decadencia, probablemente: los 10 años de mayor apogeo musical y explosión de los más variados géneros, pero también el desenlace de todo un procéso que venía desarrollándose desde las décadas anteriores, para sucumbir irremediablemnte en un desgaste de las viejas fórmulas. Luego se impusieron los noventa, especie de renovación lúgubre de todo, con un gran halo de apatía también hacia todo.
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Pero si bien, uno termina agradecido de las etapas en las que le tocó vivir y mira con nostalgia los años quemados, no es menos cierto que a veces se idealizan otras épocas, otros tiempos en los que nos hubiese gustado vivir, quizás no tanto por lo que fueron en su momento, sino, por cómo los vemos hoy, en una retrospectiva histórica, por ende jamás tan real.
.Es mi tendencia ver la historia reciente en términos de rock (gracias a Dios no nací en el siglo XIX y anteriores), quizás el mayor sesgo en el que caemos muchos de los amantes del género. Y definitivamente si tuviera opción de elegir, me habría gustado vivir en los setenta, haber sido parte de la primera camada del metal, aunque para haber terminado rockero en esas fechas, más probablemente tendría que haber nacido también en otras latitudes y en las entrañas de alguna otra cultura más rockera.
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Es la música de los setenta aquel punto en el que me posiciono y digo: "aquí comenzó todo", y no es que me considere un amante del rock clásico (en absoluto), de hecho detesto el concepto y es que un criterio de temporalidad a mi modo de ver no define nada: bandas como Motörhead, Black Sabbath o UFO aunadas en el mismo criterio que The Beatles, Kinks o The Animals, me parece inconcebible. Yo no tengo reparos en el tiempo, la música que a mi me gusta es el hard rock y desde allí sus fundamentos y evoluciones, pues fue por medio del hard rock que extendí mi gusto hacia el metal, como también a buena pare del rock alternativo, a través del hard rock rescate también cierta pasión por el blues (su orígen indiscutido).
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El HARD ROCK es el sustrato de este blog y si ustedes no son de los que hacen apuestas de por vida, yo sí: me considero un fundamentalista musical y estoy seguro de que moriré escuchando esta música y hasta no me desagradaría que fuera "In-A-Gadda-Da-Vida" el tema que me despidiera en mi funeral.

¿Demencia?, ¿obsecasión?, ¿estupidéz?, llámenlo como quieran, pero pocos son los que se animan a escribir más de dos años en un blog por pura pasión de un género musical determinado y si lo hacen, muchos dejan de escribir por días, semanas y hasta inclúso meses. A mí en cambio me mueve escribir constantemente, siempre tengo algo que decir... esta es mi droga, quizás la peor de todas, una amante exigente. Lamentablemente no nací con el don de ser músico, pero en cambio suplo esta carencia con la más discreta motivación de escribir y escribo sobre lo que más amo y lo que más amo es la música y la música que más amo es el HARD ROCK y mañana o pasado seguro subiré otro post relacionado con lo mismo, porque así está predicho, porque así me gusta.

Nazareth, AC/DC, Led Zeppelin, Queen, Black Sabbath, Motörhead, Thin Lizzy, Rush, Rainbow, Angel, Deep Purple, Mahogany Rush, Grand Funk, Budgie, Alice Cooper, Blue Cheer, Steppenwolf, The Who, Blue Oyster Cult, Ted Nugent, Zephyr, Bloodrock... el hard rock no muere!! Larga vida a la vieja escuela!

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