Para comprender la génesis de Metallica, basta con un simple esfuerzo mental y ubicarlos en el contexto de los barrios bajos de California de principio de los años '80, con los infinitos placeres y peligros que encierra la gran ciudad (cuya vida nocturna es la más activa de todo el planeta), los grandes antros y clubes nudistas, ríos de droga corriendo por las calles, la modernidad, la vanguardia y el snobismo de todos los estílos artísticos y contra-artísticos mestizados en el cálido clima del Pacífico norte, y como gran trasfondo subcultural: al punk, estílo de vida declarado y la "gangrena" en que los infaltables moralistas concebían la muerte de los "grandes valores americanos" y de la juventud (impresiones que uno rescata de lecturas, películas, música de la época y por sobretodo de apocalípticos documentales como el clásico The Decline Of Western Civilization I). Si a ese contexto sumamos la creciente influencia de un modus musical importado, llamado la Nueva Ola del Metal Británico, nos encajarán todas las piezas que dan forma al puzzle histórico del thrash metal y a la devastante propuesta de Metallica en particular.
Pero no sólo de las influencias del punk, el hardcore, la NWOBHM y de la decandencia de California se alimentó el espíritu musical de Metallica, el rock clásico es también una importante referencia en estos adelantados del ruido, que así como citan a Mercyful Fate, Misfits, Diamond Head y Killing Joke, también lanzan vitores a Black Sabbath, Led Zeppelin, Thin Lizzy, Queen y hasta bandas de rock sureño como Lynyrd Skynyrd y Molly Hatchet. La evolución de Metallica del thrash metal al hard rock en los '90 (a partir de Load y ReLoad) denota ese interés por los '70 que muy pocos fans fueron capaces de aceptar y comprender, aún así Metallica fue capaz de limitar sus impulsos innovadores (patentes en St. Anger del 2003 y en el extraño injerto con Lou Reed del 2011) para dar en el gusto a sus viejas audiencias y lanzar refritos -a mi parecer muy mediocres- como fue el Death Magnetic (2008). De los jóvenes, marginales y enfadados Metallica no se puede pedir menos que un Kill 'em All (1983), Ride The Lighting (1984) y Master Of Puppets (1986), poderosa triada, en la cual destaca el temprano clásico que recordamos hoy y que, vale mencionar, despertó pasiones hasta del mismísimo Kurt Cobain.
No hay comentarios:
Publicar un comentario