De hecho, la historia de AIC comienza en plena época del glam-metal, y no precisamente en las filas de la disidencia musical, sino entre los sectarios. Cabe destacar que algunas de las influencias más tempranas de los de Seattle, fueron grupos como Heart, Van Halen, KISS y AC/DC, a las que con el tiempo sumarían otras más under del circuito local (particularmente The Melvins) al punto de forjar un sonido renovador, que si bien se desprende de la corriente principal del metal/hard rock, asimila la identidad y discurso post-punk, a la vez que junto con Nirvana y Soundgarden engrosa la lista de grupos que vienen a a revolucionar la escena norteamericana de comienzos de los '90, imponiendo el "lifestyle" y la lúgubre contracultura de Seattle y del circuito musical de Washington a la decadencia parafernálica de Los Ángeles y Nueva York, que comandaron durante dos décadas la metafísica musical del rock americano y mundial.
Me sumo a la opinión del difunto bajista Mike Starr, respecto a que la historia de Alice In Chains quedó concluída con la muerte de Layne Staley (2002), su súbita reunión a comienzos del 2005 y la salida de una cuarta placa en el 2009, no obedecen realmente a la historia, el contexto y la magia que dan contenido a la música de AIC y suponer lo contrario es tan absurdo como intentar reformar a Nirvana sin Kurt Cobain. El verdadero legado continuará depositado en los tres primeros discos de estudio: Facelift (1990), Dirt (1992) y Alice In Chains (1995), siendo en mi opinión el segundo, el mejor registro de la banda, con grandes clásicos como "Down In A Hole", "Them Bones", "Rooster", "Angry Chair" y "Would?", referencias nostálgicas de una época gloriosa para la música dura y el mal llamado rock alternativo. Tema menos publicitado de aquel disco -aunque no menos importante- es el noveno track: "God Smack", que destacamos en esta RETROspectiva por ser el que curiosamente utilizó de inspiración Sully Erna para dar nombre a su célebre banda.
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