Las vacaciones se me terminaron y la ociosidad me trae de vuelta a matar el tiempo una vez más en el blog, un pasatiempo al que le había hechado bastante de menos durante las semanas que pasaron, siendo cada uno de los posts que he tirado en estos primeros días de febrero (y los que aún quedan por tirar), cosas, ideas y unas cuantas promesas pendientes desde enero o incluso desde el 2007. El siguiente post de Nevermore, también estaba en el tintero.
Hace ya un buen tiempo tenía ganas de hablar y explayarme sobre esta banda norteamericana, a mi parecer: máximos representantes del true metal en estos tiempos, aunque no como un simple revival que espera "sonar como" o estar en la "tradición de". Lo suyo más que nada fue la inteligente maniobra de ser continuadores del heavy metal tradicional, pero desarrollandolo segun las directrices, gustos o interés de las más modernas tribus metaleras, considerando con ello, nuevos sonidos y conceptos. En pocas palabras Nevermore modernizaron el heavy metal, pero sin llegar a convertirlo en otra cosa.
La banda que se formó hacia el año 90-91, surgió de las cenizas de Sanctuary en tiempos en que el heavy metal iba en picada y son junto a esta banda y Metal Church, de las pocas, pero a la vez más importantes formaciones que el área de Seattle (siempre más ligada al rock alternativo y al grunge) aportó al mundo del heavy metal. Sin ir más lejos un ex-Alice In Chains fue miembro inicial de la banda: el bajista Jim Sheppard, quien junto a la imponente voz de Warrel Dane, la imperfectible técnica de Jeff Loomis en la guitarra y la batera de Van Williams dieron el vamos a este proyecto que en un principio sólo fue visto como el cambio de nombre de Sanctuary, desarrollando el verdadero power metal americano (en la tradición de Iced Earth), confrontacional y thrashero, pero en una linea de continuidad con el heavy metal original, sin llegar a la obsesión melódica, ni tampoco a los aportes de teclados ni coros de iglesia y otras shits tan propias del power europeo.
Con el paso del tiempo estos renovadores metaleros, fueron desligandose de las naturales comparaciones con Sanctuary y desde la llegada de Pat O' Brien, guitarrista de Cannibal Corpse, dejaron en evidencia su versatilidad. Ya desde su tercer disco y la salida de O' Brien con el remplazo correspondiente del guitarrista Tim Calvert, la banda incorpora sin ninguna reticencia influencias de otros subgeneros metálicos potentes, fuera del power y tradicional heavy metal, directriz que en lugar de condenarlos a ser una especie de experimetalistas, los consolida aún más como representantes del verdadero metal americano, aunque bajo una faceta innovadora ya inimaginable para las arenas del hm, estílo que se daba por vetusto y nostálgico a mediados y fines de los noventa.
El cuarto disco: Dead Heart in a Dead World es quizás su apuesta más destacable y jugada en esta pretendida renovación del heavy metal, aunque en lo personal no lo cuento entre sus mejores trabajos, un par de años después lanzaron el que a mi parecer es el mejor disco de heavy metal en lo que va del siglo XXI y no creo exagerar: Enemies Of Reality, una biblia de sonidos y especie de bomba metalera en el que reunida la formación original de Nevermore, siguen desarrollando esa vena más power, pero lanzadote múltiples referencias a sus dispares influencias del metal, con las atronadoras guitarras de Loomis acercandose a los grinds del death o la voz de Dane oscilando por distintos matices. Temas como Enemies Of Reality, Never Purify y I Voyager, demuestran de qué esta hecho Nevermore y porqué podrían definirse como la banda más metalera de los últimos años, sin ser extrema ni grotesca. Después de todo el verdadero metal no tiene nada que ver con esas lides.
El sexto álbum de estudio: This Godless Endeavor avanzó inesperadamente (considerando la grandeza de Enemies...) hacia nuevas directrices, un poco menos radicales, es como la desafortunda evolución de Youthanasia a Cryptic Writings en Megadeth y la inclusión de una nueva guitarra, la de Steve Smyth, si bien aporta nuevas e interesantes sonoridades, lo cierto es que con el nivel que tiene Jeff Loomis, era más que suficiente. Este último disco no es de todo mi agrado, porque a mi parecer la vara les quedó bien alta desde el Enemies Of Reality, aunque convengamos que el objetivo de Nevermore es sonar distinto disco a disco y de buena forma lo han logrado siempre. Esperemos que esa sorpresa nos la den agradablemente en poco tiempo más, ya que Warrel Dane viene anunciando hace tiempo que están trabajando en nuevo material, todo en medio de rumores y desmentidos de una supuesta separación que nunca fué.
La masa de seguidores de Nevermore es de lo más variada, por lo mismo es siempre un misterio saber cuales serán las nuevas directrices musicales tomadas por la banda, en pocas palabras: a que tribu del metal les tocará complacer. El último disco avanzaba más hacia las arenas del prog-metal, sin llegar a ser tal cosa. En mi opinión el mejor disco de Nevermore es por lejos Enemies Of Reality, aunque cada disco tiene lo suyo y de hecho algunos de mis temas favoritos no son del Enemies..., vienen del Dreaming Neon Black, su tercera placa de estudio.
Nevermore - Born
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