Siempre es motivo de gran tristeza, cuando bandas que uno sigue y valora realmente anuncian su fin, aunque sólo fuere un momentáneo distanciamiento, ya que por lo general, eso nunca lo sabemos.
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Lo de Weichafe ya se veía venir y los indicios fueron varios, desde la menor asuidad de sus presentaciones en vivo, al rompimiento de todo un ciclo discográfico, que hasta el 2006 había respetado la frecuencia de un nuevo álbum cada 2 años. El más claro de todos los indicios, sin embargo, es el gran impulso que Pierattini ha venido dando en el último tiempo a toda su carrera en solitario, nada cuestionable en un compositor que mezcla la genialidad folclórica con las influencias del rock clásico, existencialista y poético de un Bob Dylan.
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Recuerdos y nostalgias quedarán muchas con el distanciamiento (musical) de este power trío que me eclipsó por primera vez en una tocata en Copiapó allá por el 2000-2001. Esa misma banda que como ninguna anterior, fue capaz de mezclar en cada uno de sus discos el poder del heavy metal más básico y psicodélico al estílo de Black Sabbath y Led Zeppelin, con las imprescindibles composiciones acústicas de Pierattini y algunos cuantos toques retro-experimentales - todo bajo una identidad netamente chilena, donde las letras de los primeros tiempos, (a simple vista indecifrables) guardaban un sentido potente de nuestra realidad social.
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Su último disco "Harto de Todo", fué para mí una verdadera revelación de la inteligencia compositiva de una banda muy criolla que jamás pretendió estar a la vanguardia y fue bastante hermética frente a las influencias del rock foráneo actual. Este último álbum de estudio, conceptualizó la vejéz y la soledad de una manera tan magistral que en un primer momento me dió ganas de remecer a todo mundo y decirles: "Escuchen WEICHAFE mierda, eso es el rock".
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Y así pasó el tiempo y en mi paso por Santiago, traté de asistir a cada concierto de estos maestros, que para mi son y seguirán siendo por lejos "la mejor banda nacional", tocatas que atesoraré por siempre en la memoria y a las que desde luego voy a sumar la de su despedida este fin de mes en el Teatro de Novedades, donde la idea es que se reúnan todos los feligreses de esta religión llamada WEICHAFE, religión, música e identidad en una sóla banda que será hasta dentro de viente años más, uno de los mayores referentes del rock chileno.
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Alabados sean los de Ñuñoa! .........................+ INFORMACIÓN
"El ejemplo debe seguir y la historia debe continuar"
2 comentarios:
al menos se despiden haciendo lo que mejor saben: TOCANDO
GRANDE WEICHAFE11
q pena q se termine esta banda..solo espero que no pasen muchos años antes que se vuelvan a juntar
sLds. KARI
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