Veterana con actitud de veinte

Pionera del punk y del metal, Joan Jett es el mayor ícono de las chicas rockeras desde Girlschool a Kittie, pasando por The Donnas.

Rebelde por naturaleza, la sensual 3 cocos formó The Runaways en 1975, desarrollando un estílo de música basado en el hard rock, el glam, el punk y el heavy metal que podría resumirse como una mezcla entre AC/DC, The Ramones, Hanoi Rocks, Suzy 4 y Queen. The Runaways se presentó como alternativa a todas las bandas masculinas de rock de la época y quería demostrar que el rock duro no era sólo cosa de hombres, trasladando el esquema de los grupos femeninos de la música chicle propia de los sesenta a la escena rockera en que el punk la estaba llevando.

Las peleas entre Lita Ford, Sandy West y Joan, propiciaron el abrupto final de The Runaways, sin que su corta carrera colapsara el legado que ha perpetuado durante 3 décadas en los grupos de rock femenino pesados y no pesados. Lita Ford se convirtió en la diva del hair metal y Joan Jett junto a su formación The Blackhearts, continuó jugándosela por el punk.

De esta manera la rockeraza que es Joan Jett, hizo una carrera continua reflotando siempre esa curiosa mezcla entre hard rock de los setenta y punk/new wave clásico. Por años le había perdido la pista desde el compilado Fetish, pero hace poco me descargué su último disco Sinner y el rock ahí presente me hizo comprender porque Joan Jett nunca ha dejado esa senda tan clásica con temas contundentes, tradicionales riffs, buen groovie, una voz bien mantenida e imperecedera actitud. En resúmen, mucho más de lo que se podría pedir a una músico que ya se acerca a los cincuenta años y más de treinta de carrera.

Potencia y solidéz de principio a fin, probablemente Sinner sea uno de los álbumes con más rock & roll de los últimos años, algo que no viene nada mal para los tiempos que corren en que variantes duras del emo y el metalcore vienen dominando buena parte de lo que es el nuevo rock pesado americano.

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