"El fuego se combate con fuego", sentencia un antiguo proverbio y ha sido esta la proclama de varias bandas noreuropeas que desde principio de la década de los noventa, aventuradas en las arenas del metal cristiano llegaron a toparse con los tópicos más radicales del género.
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Rebrotes de paganismo, sacrificios humanos, violencia racista y quema de iglesias en los países escandinavos hace un par de décadas alarmaron a la sociedad nórdica, que inmediatamente los relacionó con el nuevo auge del oscurantismo, la pancarta belicista de la música satánica (en especial el black metal) y la preocupante influencia de demenciales cabecillas como Count Grishnackh, que lejos de limitarse a expandir odio y majadería por medio de su plataforma en Burzum, Mayhem y otras bandas que lideró, fue protagonista de hechos extremos que dejaron en evidencia su transtornada personalidad, entre ellos el asesinato de su colega Euronymous, a quien se rumorea inclúso le practicó canibalismo.
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La respuesta ética en principio apuntó a desviar la atención de los jóvenes de la música satánica, algo especialmente preocupante en aquellos emocionalmente inestables, sin embargo la contrapublicidad no fué suficiente y nada evitó que el black metal no sólo se propagara en el norte de Europa, con el paso del tiempo llegó a convertirse en un movimiento mundial, que en la mayor parte de los casos corteja ideas anti-cristianas, antisociales, paganas y nacionalsocialistas. He aquí donde emerge y toma fuerza un movimiento musical antípoda: el anti-black metal o unblack, cuya única diferencia con el género original radica en reemplazar las líricas protervas por una inyección de cristianismo igual de radical, embistiendo como una especie de cruzada medieval que se toma para sí e intactas la imaginería, el maquillaje y la brutalidad del género fundante.
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Es un subgénero igual de aclamado que criticado, considerado ilegítimo y no concerniente a la moral por algunos sectores de la Iglesia, y un verdadero ultraje por los seguidores del black metal tradicional. No obstante el descrédito, bandas como Extol, Antestor, Vaakevandring, Horde y otra decena de eminentes, igual se abrieron camino, posicionando sus nombres en lo alto de una nueva escena (en expansión), la cual contrasta la espiritualidad de las líricas con lo lóbrego de la música, dando mayor colorido y ayudando a re democratizar el metal, estílo musical en el que convergen "las fuerzas de la luz y de la oscuridad", como sostuvo con toda razón alguna vez el propio Bruce Dickinson.
1 comentario:
VAYA FORMA DE DEGENERAR UN ESTILO PERO ME GUSTA
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