De las algodoneras y su forzoso oficio, a las locas noches de Denver o de Chicago. Del machete a la guitarra, la armónica o el piano. De los cantos nostálgicos por el África rural, a verdaderas odas a la gran ciudad, su vida nocturna y todo lo que ello implica: amores, drogas, peligros, aventuras, tristezas y nuevas nostalgias.
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Así es el blues, música tachada de vulgar y hasta de satánica durante varias décadas del siglo XX por esos infaltables censores blancos de la sociedad, una manga de racistas, ultra-conservadores y puritanos en lo religioso, que de ninguna manera pudieron evitar, que al igual que el jazz en la década de los '40 y '50, el blues que desde siempre animó las verdaderas noches americanas se fuera instalando en los pilares del folcklore gringo.
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Fueron de hecho los hipsters y la generación beat quienes rescataron para el mundo blanco el encanto de la música negra, ayudando a construír sus respectivos derivados como la música soul, el rock 'n' roll, r&b y el funk con sus correspondientes evoluciones, orígen desde luego de todo lo que escuchamos hoy, desde el maravilloso heavy metal al maldito reggaetón.
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Pero el blues como tal, es ya un submundo inacabado y complejo, habiéndose desarrollado una versión particular en cada región de los Estados Unidos y subsistiendo un blues propio británico, que a pesar de haber sido importado desde el otro lado del charco, fue asimilado como parte del folk. En otras latitudes llegó a fusionarse inclúso con el jazz, con el tango, la música caribeña, el fok renano, celta, etcétera.
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A los grandes de todos los tiempos como Sonny Boy Williamson (padre e hijo), Muddy Watters, Willie Dixon, Bob Diddley, Otis Redding, Albert King, John Lee Hooker y BB King, se irían sumando en los años eléctricos nuevos exponentes que alcanzaron la inmortalidad bluesera, héroes de la guitarra como Jimi Hendrix, Stevie Ray Vaughan o Eric Clapton, pilares fundamentales en la evolución natural del rock duro y del heavy metal.
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El blues eléctrico de un Howlin' Wolf y sobretodo de Jimi Hendrix fue la prima influencia de todas las bandas duras que nos legara la psicodelia, y en este sentido no resulta extraño que un tema de puro blues como "How Many More Years" sea la base en armónica de una prototípica canción de heavy-doom metal como la tremenda "The Wizard" de Black Sabbath. Ejemplos de este tipo abundan para grupos de la talla de Led Zeppelin, Foghat, Frijid Pink, Jeronimo, Zephyr, Blue Cheer y unas cuantas bandas de heavy rock que acusaron aparente plagio en sus composiciones.
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Sin embargo no se puede achacar plagio a quienes respiraron el blues y contaminaron de él sus propias almas. El blues está en todas partes. Toda su energía y misticismo radica en el core mismo del rock/metal, la melancolía, desenfado y oscuridad que este ha infundido por décadas a tantos y tantos metaleros en el mundo entero, sin duda carga los colores políticos del blues, rebeldía y resistencia de quienes prefirieron cantar y olvidar ántes de revelarse contra sus opresores. La anulación de inhibiciones e insinuaciones de tipo sexual en ritmos bailables antiguos y modernos de contribución afro-americana, es también una herencia natural del blues; la música de los grandes saloones nocturnos, descrita mejor que nadie por el gran Jack Kerouac en sus viajes de carretera, irradiaba ya en los '40 ese aire de sana malicia under, infaltable hoy en las noches libertinas de cualquier país del mundo.
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"La transformación de la tristeza en belleza, de la amargura en canto y del dolor en baile. Como el aullido de un lobo solitario, el blues se lleva en lo bueno y en lo malo.- La vida misma es un blues" (Mick Fleetwood) .
Sonny Boy Williamson - Keep it to Yourself
Stevie Ray Vaughan - Little Wing (Instrumental)
Gary Moore - Still Got The Blues
Pappo's Blues - Blues de Santa Fe
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Danzig - I'm The One
1 comentario:
excelente nota.
grandes musicos.
que grande el video del carpo.
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