Terminó finalmente la fiesta más linda del planeta, la del deporte rey, el que mueve a más personas alrededor del mundo, uniendo a naciones enteras en torno al color de una camiseta, muy por sobre las diferencias sociales, políticas y hasta étnicas. Hoy España se adscribió a la historia de los mundiales, dejando atrás el fantasma de una maldición futbolística.
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Desde La Coruña a Málaga y desde Badajoz a Barcelona, se unieron los ibéricos en un sólo grito: el de la victoria. No fue sólo Casillas quien levantó la copa, la levantó toda España, desde el industrial vasco, al labrador andalúz. Hoy dejaron de tener preminencia las regiones autónomas, porque 11 guerreros representaron en la cancha a un sólo gran país, sin distancias ideológicas, sin orgullos locales.
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Mis candidatos de siempre (Italia, Argentina y desde luego Chile) hace rato habían quedado en el camino, algunos de manera menos digna que otros, pero como fuera, esta copa ya tenía por destinatario a la selección de mejor toque, una que partió tímidamente pero que fue de menos a más siempre.
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Extiendo las felicitaciones correspondientes por este triunfo a mis pocos amigos y conocidos españoles, como así mismo a los lectores del blog (la mayoría, según las estadísticas en línea) provenientes de aquel país tan rico en cultura como en rock 'n' roll, cuna de varias de mis bandas favoritas. Hoy pueden sentirse campeones del mundo y el hímno de Queen, aunque trillado, va por ustedes. Que en el olvido quede el maldito waka waka.
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PD: Por motivo de mis vacaciones, este será el último post de julio. Volveré al ruedo la semana del 16 de agosto, hasta entónces: keep it metal!
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Desde La Coruña a Málaga y desde Badajoz a Barcelona, se unieron los ibéricos en un sólo grito: el de la victoria. No fue sólo Casillas quien levantó la copa, la levantó toda España, desde el industrial vasco, al labrador andalúz. Hoy dejaron de tener preminencia las regiones autónomas, porque 11 guerreros representaron en la cancha a un sólo gran país, sin distancias ideológicas, sin orgullos locales.
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Mis candidatos de siempre (Italia, Argentina y desde luego Chile) hace rato habían quedado en el camino, algunos de manera menos digna que otros, pero como fuera, esta copa ya tenía por destinatario a la selección de mejor toque, una que partió tímidamente pero que fue de menos a más siempre.
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Extiendo las felicitaciones correspondientes por este triunfo a mis pocos amigos y conocidos españoles, como así mismo a los lectores del blog (la mayoría, según las estadísticas en línea) provenientes de aquel país tan rico en cultura como en rock 'n' roll, cuna de varias de mis bandas favoritas. Hoy pueden sentirse campeones del mundo y el hímno de Queen, aunque trillado, va por ustedes. Que en el olvido quede el maldito waka waka.
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PD: Por motivo de mis vacaciones, este será el último post de julio. Volveré al ruedo la semana del 16 de agosto, hasta entónces: keep it metal!
1 comentario:
gracias desde valladolid, juan esteban.
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