Siempre contrarié la idea de que The Beatles son la banda más importante en la historia del rock, como tampoco considero que Elvis sea el padre del rock & roll, ya que esta simple sentencia resta mérito a los verdaderos pioneros como Little Richard y Bill Halley. Innegable, sin embargo, es que Elvis trascendió el r&r y se convirtió en su principal figura (el Rey) y lo mismo hicieron The Beatles trascendiendo la música beat y a la invasión británica, hasta forjar y liderar en los '60 nuevas tendencias como la psicodelia, el pop barroco e inclúso el hard rock.
El día que comencé a tomar en serio a The Beatles fue a través de las composiciones de George Harrison como "While My Guitar Gently Weeps", "I Me Mine", "Cry For A Shadow" (inspirada en el surf rock), "Taxman" y por sobretodo "Here Comes The Sun", que devela de forma maravillosa y optimista las creencias hinduistas de Harrison.
George y John son mis beatles favoritos, diferentes entre sí, pero igual de místicos y los dos que sin duda desarrollaron la más aguda discografía en solitario (McCartney puede ser muy grande, pero no lo trago) el mismo año (1970) en que el excéptico Lennon compuso "God", declarando no creer en nada salvo en él mismo y en su esposa Yoko, George lanzó al mundo "My Sweet Lord": expresiones de un creyente que buena parte de su vida buscó a Dios por medio de la filosofía oriental y de la música.
A 72 años de su nacimiento, recordamos hoy al gran George Harrison, el "beatle tranquilo" e introvertido que mucho antes de ser sorprendido por la muerte en noviembre de 2001, era más que una leyenda.
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