Fueron The Beatles la mejor síntesis de musicalidad y ritmo convergentes en una época y de hecho, jamás dejaron de incursionar en nuevas sonoridades, siendo evidente que sus últimos cinco álbumes (Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Beatles, Yellow Submarine, Abbey Road y Let It Be), lanzados en un periodo de tan sólo tres años, se distancian perpendicularmente de la propuesta "más liviana" de los primeros años o mejor dicho la complementan con nuevos aditivos de psicodelia y blues, suministrados por las certeras influencias de Cream y Yardbirds. Hacia fines de los '60, The Beatles continuaron siendo el conjunto más ungido del pop/rock británico y mundial, aunque poco quedara de aquellos cuatro inocentes beatniks que sólo cinco años antes habían liderado la British Invasion con algunas de las canciones más cadenciosas y vivificantes de todos los tiempos. Los Beatles de finales de los '60, en cambio, fueron unos hippies rebeldes y politizados, filósofos taciturnos, maestros sardónicos de la industria musical.
Esos igual de genuinos, pero más displicentes Beatles compusieron grandes canciones, muchas de ellas menos exitosas y comerciales, por carestía del elemento "pop" con que su público más tradicional los había encasillado. El hard rock, desde luego, no pasó desapercibido para ellos y en especial para las vetas compositoras de George Harrison y Paul McCartney, dando vida a temazos como "Taxman", "Hey Bulldog", "Good Morning Good Morning", "I Want You (She's So Heavy)", "The End", "Everybody's Got Something to Hide Except Me and My Monkey", "Birthday", "Yer Blues", "Revolution", "Back in the U.S.S.R." y por sobretodo "Helter Skelter", prototípica canción de heavy metal, compuesta por McCartney e inspirada en el desenfrenado estílo de Pete Townshend (The Who) en los riffs.
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