Naturalmente, toda gran banda es producto de las ideas y de la voluntad disciplinada de una mente singular y en el caso de King Crimson ese genio (y único miembro permanente) se llama Robert Fripp, guitarrista, tecladista y compositor aclamado por generaciones de progres y metaleros, pues posiciona en lo más alto la grandilocuencia del rock clásico británico, habiendo hecho el puente entre las sonoridades psicodélicas más descabelladas de la década hippie con buena parte de lo que se comenzó a gestar en los '70 y aunando entre sus riffs pasajes llenos de harmonía, típicos del rock progresivo, con las más esquizofrénicas improvizaciones del jazz y una cuota no menor de salvaje heavy metal, casi más atronador que los acordes de Tony Iommi. Su temprana obra maestra: "21st Century Schizoid Man", tema apertura del primer disco: In The Court Of The Crimson King, resume en gran medida la propuesta de la banda, una experiencia cualificada para oídos doctos, amantes de los tecnicismos jazzísticos y del rock metálico más elaborado, fórmula que con el paso de los años les convertirá en referentes de algunos de los conjuntos más complejos o menos convencionales de la industria rockera, tales como Rush, Primus, Tool, Radiohead, Opeth y Devin Townsend, entre muchos otros.
A fines de 1972 se cuadró una de las más emblemáticas formaciones de los Crimson, con John Wetton de Wishbone Ash en bajo y voces, el ex Yes, Bill Bruford en batería, David Cross en violín e instrumentación clásica y Fripp en sus particulares ocupaciones, al año siguiente lanzaron Larks' Tongues in Aspic, excelentísima quinta placa, copada de sonidos experimentales y unos cuantos guiños al heavy metal. El tema que da nombre al álbum se divide en dos partes (una en la apertura y otra en el cierre), tratándose de un concepto instrumental que auna las influencias clásicas con el jazz, el metal y unos liados beats tribales, lo que en suma configura una verdadera obra de arte sónica, antesala de todo el avant garde, del metal progresivo y herencia indiscutible del "In-A-Gadda-Da-Vida" de Iron Butterfly o el "Break Song" de Vanilla Fudge.
A fines de 1972 se cuadró una de las más emblemáticas formaciones de los Crimson, con John Wetton de Wishbone Ash en bajo y voces, el ex Yes, Bill Bruford en batería, David Cross en violín e instrumentación clásica y Fripp en sus particulares ocupaciones, al año siguiente lanzaron Larks' Tongues in Aspic, excelentísima quinta placa, copada de sonidos experimentales y unos cuantos guiños al heavy metal. El tema que da nombre al álbum se divide en dos partes (una en la apertura y otra en el cierre), tratándose de un concepto instrumental que auna las influencias clásicas con el jazz, el metal y unos liados beats tribales, lo que en suma configura una verdadera obra de arte sónica, antesala de todo el avant garde, del metal progresivo y herencia indiscutible del "In-A-Gadda-Da-Vida" de Iron Butterfly o el "Break Song" de Vanilla Fudge.
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