Triana fue la banda más fundamental del rock español en la década de los '70. Su estílo único -y complejo- mezcla de rock progresivo, guitarras flamencas, bulerías y enigmáticas composiciones, posicionó a los sevillanos en las primeras listas de su país y como uno de los conjuntos más emblemáticos del rock en nuestro idioma.
Tras la disolución de algunos conjuntos locales, el año '73 Jesús de la Rosa (voz, bajo y teclados), Eduardo Rodríguez Rodway (guitarras) y Juan José Palacios, alias "Tele" (batería) unen sus virtudes instrumentales y dan forma a un nuevo concepto musical, que reflota la importancia del flamenco y de la tradición morisco-andaluza, mezclándolas con la influencia anglo de conjuntos como Pink Floyd, Led Zeppelin, Gong, King Crimson, ELP y Camel. Producto de aquella inspiración surge la mejor etapa de Triana, registrada en sus tres primeros discos: El Patio (1975), Hijos del Agobio (1977) y Sombra y Luz (1979), además de los fundamentos de una nueva escena: el "rock andalúz", de la que tomarán partido bandas como Alameda, Luis Cobo y los hard rockeros Medina Azahara.
El giro que dieron Triana al rock progresivo en España, es equivalente a lo hecho por Los Jaivas en Chile con la fusión andina o a la escena del prog italiano de los '70, que engendró un fenómeno único y maravilloso del cual fueron protagonistas conjuntos como Ill Balleto Di Bronzo, Premiata Forniera Marconi, Banco del Mutuo Socorro y Le Orme, que tenían la particularidad de cantar en el propio idioma e inyectar a la mezcla elementos de la música tradicional y docta. Fueron estos los años dorados del rock o una era colmada de creatividad, donde el sentido de la música era comprendido como el "puro arte" de la identidad.
Si bien no cabe duda de que la mejor etapa de Triana es la que comprende sus tres primeros discos, en mi opinión y la de muchos El Patio de 1975 viene a ser (además del debút) la obra maestra de los sevillanos, el inicio de una búsqueda y la consecución de un estílo propio que hecha raíces en la magia del sur de España: la mítica Al-Andalúz. Jesús de la Rosa compuso casi en su totalidad las letras del disco, soportado por un sólida base instrumental, donde la percusión de "Tele" entreteje pasajes con los teclados y las guitarras españolas de Edu Rodríguez, asistidas de vez en cuando por los riffs eléctricos de Antonio García de Diego, músico de estudio y futuro compañero de giras de Joaquín Sabina.
Cada uno de los siete temas de El Patio son una invitación a lo más recónditos pasajes del subconsciente y a un mundo de arquetipos olvidados pero aún latentes, impregnados en la rica tradición andaluza, mezcla de épica medieval, poesía e imaginario islámico. La apertura de 9 minutos titulada "Abre la Puerta" (el gran clásico de Triana) nos viste de fantasmas danzantes para recorrer cada rincón de sus letras, entre patios de luz, mosaicos, ventanas floreadas, estrechos bazares, antiguas mezquitas, castillos, ríos y montañas, todo en una psicodélica declaración de amor.
"En el Lago", "Sé de un lugar", "Recuerdos de una Noche" y "Diálogo" son también sentidos poemas de amor, cargados de metáforas que transmiten las nostalgias y añoranzas de un apasionado y a la vez tímido Jesús de la Rosa, mientras que "Luminosa Mañana" (la canción más mística e introspectiva del álbum) da la impresión de ser un tema póstumo o la despedida del compositor, al más puro estílo de "Un Beso y una Flor" de Nino Bravo, como si de la Rosa hubiera presentido su desafortunado desenlace nueve años más tarde.
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