Europe, los adorables suecos del hair metal ochentero han sido desde siempre una de mis bandas favoritas, a la par de Queen, Thin Lizzy, Led Zeppelin, KISS, Black Sabbath, Rainbow, Scorpions, Heart... conjuntos de los cuales se ciñó la diadema en la generación posterior, capitaneando una industria por entonces millonaria, que tuvo en Quiet Riot, Def Leppard, Bon Jovi, Mötley Crüe y Guns N' Roses la arquitectura y los parámetros de sonido que dominaron por más de una década y al que se acoplaron multitud de bandas con éxitos de un sólo hit y notoriedad en extremo efímera, eso hasta el estallido del grunge y del rock alternativo a comienzos de los años '90.
Pero Europe, a diferencia de sus pares, trascendió por mucho las etiquetas, al punto que sería injusto acusarlos hoy en día de ser una banda de AOR y arena rock con pretensiones de llegar al público metalero (imputación común en los '80). Europe son ante todo una banda de hard rock y metal melódico, que sepultaron hace tiempo la nostalgia lacerante de la era de los look afeminados, en la que quedaron ateridos los Guns, los Mötley Crüe, Ratt... tampoco variaron su estilo ni culebrearon hacia el mainstream como hicieron Bon Jovi desde These Days (1995) y a quienes -desde mi punto de vista- superan ampliamente.
El gran John Norum llenó ayer la sala con virtuosos solos de sus guitarras Gibson Les Paul Standard y
Gibson Flying V.
El concierto de ayer en Monticello, fue una segunda presentación brindada por Europe en menos de 24 horas, y en tal caso hasta el más optimista hubiera comprendido que fuera más deslucido que el de la noche anterior en la Quinta Vergara, frente a 150.000 asistentes y no menos de 150 millones de televidentes, replicados por Latinoamérica y el resto del mundo a través de la señal satelital e internet. Sin embargo no fue así, Joey Tempest y cia. nos regalaron una presentación superior a la del día anterior, en un recinto más íntimo, con un setlist más amplio y pensada en el sentido de la gira Walk The Earth, así como en sus seguidores inmediatos.
El único punto bajo de la noche -y que gracias a la pronta intervención de los sonidistas, pasó a ser un simple detalle- fueron pequeños lapsus en tres canciones, donde el sonido perdió profundidad. En la velada sonaron canciones de War Of Kings (2015), Last Look At Eden (2009), las puntas de lanza del nuevo álbum Walk The Earth (2017) y clásicos perpetuos de Wings Of Tomorrow (1984), Out Of This World (1988) y -era que no- The Final Countdown (1986), seguidos a todo pulmón por una audiencia cuyas edades oscilan entre los sesenta y veinte años. Yo, en mis 34, no fui consciente de la mítica presentación de Europe en la QV el año 1990, pero nací en medio de estos sonidos que coparon una década y estimularon mi inconsciente a la evolución natural del metalero.
Europe al completo
Loas a Joey Tempest por ser uno de los mejores vocalistas de todos los tiempos, su voz templada y a la par potente, es digna heredera del sitial de los aún vigentes Phil Mogg (UFO) y Klaus Meine (Scorpions), como también de Freddie Mercury y Ronnie James Dio, aunque sabemos de sobra que el mayor de sus referentes fue el afro-irlandés Phil Lynott (Thin Lizzy), a quienes los Europe dedicaron el tema y el videoclip de "Hero" en 2004. John Norum quien ayer cumplía sus 54 años -y fue celebrado por el público con el cántico correspondiente- es un digno sucesor de excelsos violeros como Gary Moore, Scott Gorham y Michael Schenker; los matices blueseros que tantea en su discografía solista, así como en algunos álbumes grabados con Europe en el nuevo milenio, decantan en ese sentido y anoche no escatimó en dar buenas muestras.
Otro tanto puede decirse de Mic Michaeli, uno de los tecladistas más consagrados del rock. Sus interventos aportan el toque progresivo y neoclásico preciso que hacen de Europe una banda elegante, en la hábil dirección de grupos ulteriores -y discípulos naturales suyos- como Stratovarius, Avantasia, Rhapsody Of Fire, Sonata Arctica o Angra, rechazados por una cierta cohorte de metaleros que consideran que el rock pesado ha ser música anti-estética, grotesca, satánica y hasta de mal gusto, allá ellos.
Joey agregando riffs a la pócima
Como buena maquinaria nórdica, la banda apareció en escena a la hora acordada: 10 menos 15 de la noche, tronando las épicas y rainbownianas "Walk The Earth" que da nombre a su última placa y "The Siege", perteneciente al mismo álbum. Irrumpían seguido los riffs de "Rock The Night" trasladándonos a la era del glam metal, con todos aquellos clisés que hoy resuenan a gloria. "rock now, rock the night... 'Til early in the morning light": el coro imperecedero de un rockanrol tan vital como el "Rock & Roll All Nite" de KISS, el "I Wanna Rock" de Twisted Sister, el "We Rock" de Dio o el "We Will Rock You" de Queen.
En cuarto lugar vino "Last Look At Eden" que da nombre al elepé del 2009 (en mi humilde opinión el mejor álbum de Europe desde The Final Countdown). Esta, otra pieza de metal melódico y épico en la que el sonido Europe se conteja más al de secuelas como Dream Evil (banda también sueca, cuyo vocalista: Niklas Isfeldt, es un verdadero clon de Joey Tempest); demás está decir que a esas alturas el público estaba ya absolutamente rendido al encanto de esos cuatro vikingos cincuentones.
John Levén y Joey Tempest, los dos miembros más antiguos de la banda.
"GTO" y "Turn To Dust" nos volvieron a la órbita de Walk The Earth, buenos y nuevos temas de un álbum que a cualquier metalhead con algo de bagaje en el género le recordará -probablemente- más al sonido de conjuntos como Cornerstone, Empire y Warrior, que al de los propios Europe (lo que ilustra que los músicos ya no tienen el mismo ímpetu que en sus '20, '30 o '40, pero si un mayor y desbordante virtuosismo). Nuevo guiño a los clásicos de siempre con "Superstitious" y la esperadísima y aclamada "Carrie", prologada sublímemente por Mic Michaeli.
Quien niegue haberse emocionado alguna vez con "Carrie", probablemente mienta o no tenga sangre en las venas: una balada AOR simplemente perfecta, que por mucho que pasen las décadas sigue inserta en el inconsciente colectivo. Ayer vi lágrimas, parejas recientes y matrimonios de treinta o veinte años (porque sus hijos de esa edad estaban al lado) fuertemente ceñidos. Es lo que logra la buena música: unir en sentimiento, afianzar en el recuerdo.
Ian Haugland ejecutando el gran solo
A continuación de "Carrie" lo que siguió fue un tremendo solo de batería de Ian Haughland al son de la Overtura de Guillermo Tell (composición del gran Rossini), performance que la banda ha venido realizando en los conciertos desde hace varios años, pero que no incluyó la noche anterior en Viña. Le siguió "Scream Of Anger", clasicazo de su segundo álbum Wings Of Tomorrow (1984), de la era anterior a Final Countdown cuando Europe apuntaba más a ser una banda de heavy metal -en la tradición de la NWOBHM- que de AOR/hair metal radiable.
La bella "Sign Of The Times" con una tremenda atmósfera de teclados de Mic Michaeli decantó en la solitaria "Vasastan" de John Norum, entreverada con referencias a David Gilmour (Pink Floyd) y un algo de Gary Moore. Vinieron luego las deep purpelianas "War Of Kings" y "Hole In My Pocket", pertenecientes al álbum War Of Kings del 2015 y donde Michaeli se luce tocando al estilo de Jon Lord.
Open Your Heart
Acústica en mano, Joey Tempest comienza a interpretar los primeros acordes de "Open Your Heart", otra maravillosa y muy esperada balada AOR, al estilo "Carrie" y que desató las mismas emociones en los presentes. "Ready Or Not" (canción digna de Survivor) allanó el camino a "Cherokee", otro pedazo de clásico (mi canción favorita de Europe) perteneciente al Final Countdown, que con danza chamánica de Tempest -a lo Jim Morrison o Ian Atsbury- incluida, anunciaba el fin de la velada tras 16 canciones. Fue desde luego "The Final Countdown" el masterpiece encargado del cierre, coreada a todo pulmón por la fanaticada.
A fines del 2010 -en el Caupolicán- fue la primera vez que vi tocar en vivo a Europe, constatando que esa magia transmitida en varios de sus directos, que conservo en DVD no está editada. Europe es una banda que roza la perfección y posee de sobra todas las virtudes de un grupo de cámara o de la música docta, no en vano llevan a cuestas el nombre del viejo continente, haciendo carne la excelencia que ello conlleva. El buen rock no morirá jamás.