miércoles, 25 de febrero de 2015

Recordando a George Harrison


Siempre contrarié la idea de que The Beatles son la banda más importante en la historia del rock, como tampoco considero que Elvis sea el padre del rock & roll, ya que esta simple sentencia resta mérito a los verdaderos pioneros como Little Richard y Bill Halley. Innegable, sin embargo, es que Elvis trascendió el r&r y se convirtió en su principal figura (el Rey) y lo mismo hicieron The Beatles trascendiendo la música beat y a la invasión británica, hasta forjar y liderar en los '60 nuevas tendencias como la psicodelia, el pop barroco e inclúso el hard rock.

El día que comencé a tomar en serio a The Beatles fue a través de las composiciones de George Harrison como "While My Guitar Gently Weeps", "I Me Mine", "Cry For A Shadow" (inspirada en el surf rock), "Taxman" y por sobretodo "Here Comes The Sun", que devela de forma maravillosa y optimista las creencias hinduistas de Harrison.

George y John son mis beatles favoritos, diferentes entre sí, pero igual de místicos y los dos que sin duda desarrollaron la más aguda discografía en solitario (McCartney puede ser muy grande, pero no lo trago) el mismo año (1970) en que el excéptico Lennon compuso "God", declarando no creer en nada salvo en él mismo y en su esposa Yoko, George lanzó al mundo "My Sweet Lord": expresiones de un creyente que buena parte de su vida buscó a Dios por medio de la filosofía oriental y de la música. 

A 72 años de su nacimiento, recordamos hoy al gran George Harrison, el "beatle tranquilo" e introvertido que mucho antes de ser sorprendido por la muerte en noviembre de 2001, era más que una leyenda.

martes, 24 de febrero de 2015

Fiona Apple


Para algunos "la Ella Flitzgerard de los '90", para otros la versión femenina de Kurt Cobain. Con tan sólo 19 años la bellísima Fiona Appe conquistó el mundo de la música, a base de buen rock alternativo mezclado con jazz, soul, folk, blues y cuotas de inspiración de feministas rockeras como Patti Smith, Tori Amos y PJ Harvey.

Nacida en 1977 en el seno de una familia de artistas (padre actor y madre músico) del circuito de Manhattan, Fiona tuvo una adolescencia conflictiva al igual que muchos jóvenes de su generación, aunque sus trastornos de personalidad se vieron considerablemente agravados por una violación a la edad de 12 años. Bajita, menudita, introvertida y un tanto apática, Fiona revierte su apagada personalidad frente al piano en íntimas y explosivas composiciones que con un algo de "grunge" y matizadas por su hermosa voz, conquistan a las audiencias indie y fanáticos en general de la buena música desde hace casi dos décadas.

Su debút con Tidal (1996) la catapultó a la condición de artista revelación en MTV y la consagró como una de las artistas más vendedoras del año '97 siendo disco de oro, un año más tarde obtiene un Grammy por el tema "Criminal" en la categoría de "mejor performance de rock femenino". Tidal es un álbum dark y crudo que trata temáticas como la violación ("Sullen Girl"), la pérdida de la inocencia ("The Child Is Gone") y la depresión ("Pale September") en un cocktail de grandes melodías e instrumentaciones, guiadas por las virtuosas notas de Fiona en el piano.

Fiona en 1999

Pero si Tidal fue un excelente disco, When The Pawn... su siguiente placa de 1999, es sin duda el álbum perfecto y la marca mayor de la artista, optimizando la fusión de rock noventoso y jazz. Los videos de "Fast You Can" y "Limp" rotaron largo tiempo en MTV, propagando la "fionamanía" por los cinco continentes.

En el curso del nuevo milenio, largos recesos (compositivos) de la blonda implican que a la fecha sólo se añadieran dos álbumes a su discografía: Extraordinary Machine (2005) y The Idler Wheel (2012), en ambos casos con un sonido tanto más experimental o vanguardista.

Actualmente, con 37 años, Fiona sigue siendo la turbada y enigmática artista que nos enamoró a fines de los '90. Ni su excesiva delgadéz ni sus conocidos problemas con las drogas mermaron demasiado su belleza, mezcla de Alicia Silverstone con Angelina Jolie y una garganta llena de soul. Puede que las tristezas de su vida se sigan reproduciendo en rompimientos y múltiples problemas existenciales, que por otro lado aún logra transmutar en fabulosas composiciones que serán su eterno legado.

lunes, 2 de febrero de 2015

La Voz de los '80: Un canto mainstream contra la dictadura

Proscrita la oposición política en 1973, el trío san miguelino demostró en los '80 que el pop pudo ser tan peligroso al statu quo de la dictadura como una rebelión, un paro nacional o una guerrilla.

Es fácil ser rebelde cuando se vive en un país desarrollado y democrático, se cuenta con el seguro social y se vive sin miedo de represalias por parte del gobierno o alguno de sus múltiples agentes. No hace falta decir que aquella no fue precisamente la situación que vivió Chile entre 1973 y 1990, extenso periodo de enclaustramiento que contrastó con la liberación juvenil y los recambios culturales que habían germinando en los países de habla inglesa, justamente cuando estilos musicales (y de vida) como el punk ya habían prosperado y estaban amainando. 

La dictadura cortó de raíz varios años de tradición artística nacional, censuró, expatrió y hasta fusiló músicos (emblemático es el caso de Víctor Jara), echando tierra sobre las desarrolladas escenas del canto nuevo y el rock de la época, el cual ya se encontraba consolidado en conjuntos como Los Jaivas, Congreso (rock progresivo), Arena Movediza y Tumulto (hard rock) y hasta había florecido espectáculos memorables como el Festival de Piedra Roja de 1970. Ser rockero durante la intervención militar, fue sinónimo de estar en la cuerda floja, ponerse bajo sospecha en los cargos de "chascón", "hippie", "upeliento", "comunista" o cualquier otro rótulo prejuicioso que en léxico fascista, significase contrariar a la autoridad.

Resultado de la represión, de la censura y de los toques de queda, la escena musical chilena sufrió un revés y estancamiento considerables, lo cual ya de cara a los '80, impulsó un excesivo interés por el pop internacional, liderado por las bandas new wave y los conjuntos trasandinos del llamado "rock latino" (Miguel Abuelo, Miguel Mateos, Virus, Soda Stereo, GIT...) que no era más que una versión castellanizada de la new wave y del pop-rock de la época.

Bajo ese contexto ochentero, una ignorada banda san miguelina de punk rock: los Vinchucas (formada en 1978), decide cambiar su nombre por el de "Los Prisioneros" en irónica referencia a la convulsión política del país. Hasta la salida de su primer disco, el trío liderado por el genial Jorge González se curtió tocando en gimnasios municipales y eventos universitarios, haciendo un giro del punk rebelde y virulento al pop/new wave sarcástico y contestatario, que en una misma canción a la par de hacerte corear y bailar, lograba instaurar en las audiencias tópicos políticos y de crítica social que cuestionaban el sistema económico y la estructura gobernante.

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Discografía oficial de Los Prisioneros. Sus últimos dos discos de estudio: Los Prisioneros (2003) y Manzana (2004) no son más que una desafortunada apuesta comercial, ajena al espíritu original de la banda.

Tras el lanzamiento del álbum La Voz de Los '80 en 1984, es factible decir que comienza una re apertura del rock, de la música y de las artes nacionales en general, que ya no se reconocieron desterradas del "nuevo Chile" que pretendía construir la dictadura. La música de Los Prisioneros, cargada de vieja actitud punk y de la inspiración de The Clash, se sumó al sistema y utilizó en su favor las señales del mercado, para hacerse ampliamente populares, y así atacar impunemente canción por canción y disco tras disco al enemigo de las libertades civiles, a fuerza de rock rítmico simplón o bases electrónicas, las cuales comienzan a desplegar más abiertamente en su segundo LP Pateando Piedras (1986).

Ni mohicanos, ni gruesas cadenas, ni pesadas botas militares formaron parte en la presentación de Los Prisioneros y de haberlo hecho, habrían quitado fuerza y credibilidad a su propuesta de recuperar el espíritu popular no sólo de la música sino de todo el acontecer nacional capturado por garras esnobistas y voladeros de luces capitalistas, que pululaban en torno de un régimen que había exacerbado las diferencias de clase hasta vendernos la idea de que "el populacho" no era capaz de generar cultura ni de autogobernarse.

En un Chile patético donde una nueva clase de oligarcas, comenzaban a repartirse la torta con beneplácito del Estado y no del mercado y emergía una especie de mesianismo en torno de un grupo de pelotudos llamados los "Chicago Boys", bienvenida era la música de Los Prisioneros para agregar color y despertar las consciencias de un país dormitado y temeroso de defender sus derechos. La (primera) disolución de la banda coincide con el cese de la dictadura y el retorno a la democracia, cerrando el ciclo el álbum new romantic Corazones (1990). Reseña de todo esto es que el verdadero impulso artístico punk no colapsa en épocas de crisis, sino que al parecer se hace más fuerte y cobra un particular sentido cuando define un rival, un muro contra el cual escupir.

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